Decisivo, para el Madrid
Nunca le ha ido mejor al Barça que cuando ha sido valiente en el Bernabéu. Precisamente porque el empate puede ser bueno, debe ir a ganar. A volver a ganar
Cuentan los más expertos en la cosa de las previas que esto del sábado es sota, caballo y rey. Ni Zidane ni Valverde nos van a sorprender con las alineaciones. Los de siempre en cada bando, con Gareth Bale en el banquillo del Real Madrid y Aleix Vidal como delantero de emergencia del Barça. Lo más novedoso de este Clásico es el horario. Jugar a la una de la tarde es como si de buenas a primera hubiera que comerse los supositorios. En fin, todo sea por la causa...
Como todas las veces, todos los años, hablamos del Clásico como si fuera el acabose. El mejor partido que puede verse en el mundo entre los dos mejores equipos del planeta tierra y alrededores de Messi. Algo que, como también se sabe, no suele tener correspondencia en el campo. Normalmente es más el ruido que las nueces y aunque estén citadas las más deslumbrantes estrellas del firmamento, pocos Madrid-Barça (y viceversa) han estado a altura de las expectativas. Los hay, los ha habido sí, pero han sido tan escasos que los que fueron se recuerdan históricos. La nota media no es alta.
Llama la atención también, casi tanto como el horario de festival taurino, la diferencia que separa a campeón y aspirante. El Madrid, a menos 11. Una diferencia como no se recuerda y que, como dice Sergio Ramos,
obliga al Madrid a ganar el partido. Puede que no le valga ni el empate, pero mal haría el Barcelona si se conforma con eso. Pudiendo ganar, y el líder invicto puede hacerlo, perder dos puntos en el Bernabéu sólo puede ser un buen resultado cuando, ya en el descuento, existiera el riesgo de perder los tres. En ese caso, se aceptaría mal menor como regalo de Navidad.
El Barça, obviando la ventaja, debe ser ambicioso. Nunca le ha ido mejor en la vida que cuando ha sido valiente en este estadio. La prueba es que ha ganado allí en 8 de las últimas 14 visitas. Antes, cuando imponía/impresionaba ese desplazamiento, sólo contabilizó 12 victorias en 73.
Incluso quienes no sean devotos de la estadística, apreciarán la diferencia entre ir por ir, que como bien se sabe es tontería, o ir al Bernabéu a lo que hay que ir. A ganar. A ganar siempre. Incluso cuando, como mañana, quien está exigido al máximo, quien debe emplearse como si de una final se tratase, sea el anfitrión. Para el Madrid el Clásico es decisivo, pero al Barça le conviene mucho ganarlo para distanciar a sus perseguidores que son, no el Madrid, sino el Atlético y el Valencia