Mundo Deportivo (At. Madrid)

A FUEGO LENTO

El chef Nandu Jubany debuta en el Dakar con una KTM con el único objetivo de llegar a la meta final El año pasado fue “un gran golpe anímico” El cocinero sufrió para superar la lesión provocada por la tremenda caída que le impidió participar en 2017

- Fabio Marchi

“¿Qué hace un cocinero corriendo el Dakar?”. Es la primera reflexión que se hizo Nandu Jubany al atender a Mundo Deportivo. Pero se trataba de una pregunta trampa a la que no osamos responder. Y es que su caso no es el de un simple amante de las motos que se encapricha con correr la carrera más dura del mundo. No. Se trata de un piloto, que un día tuvo que decantarse los fogones. “¡Me ha ido mucho mejor!”, reconoce entre carcajadas el de Monistrol de Calders, que pese a ello ha mantenido visa su llama por el motor. Tanto que ahora quiere cumplir uno de sus sueños, el de acabar su primer Dakar a lomos de una KTM.

“Llevo toda la vida encima de una moto. Soy desde siempre uno de los muchos aficionado­s a las motos que hay en la comarca de Osona (Catalunya). Fui campeón de España de Enduro en categoría júnior y corrí en múltiples competicio­nes, pero decidí dedicarme a la cocina. Viviendo en esta tierra de motoristas no podía ser de otra manera. Cada año que veía el Dakar se me caía la baba y siempre me había hecho gracia correrlo. El año pasado, cuando cumplí 45 años dije: ‘este año voy al Dakar’. Y así surgió la idea”, recuerda este apasionado por las dos ruedas, al que una grave lesión en la rodilla que sufrió cuando era pequeño le Nandu Jubany posa con su KTM con la que espera llegar a la meta de Córdoba (Argentina) el próximo 20 de enero para así cumplir con su sueño Nandu Jubany se perdió la 39ª edición del Dakar por una dura caída en Marruecos por la que se lesionó la muñeca. El doctor Xavier Mir fue el encargado de reconstrui­rla, y un año después de aquel “gran golpe anímico”, el chef sigue persiguien­do su sueño de estrenarse en dicha competició­n. “La broma que tenemos con mi equipo es que el primer propósito era llegar a la salida. Este año sí. Pero el objetivo es acabar, aunque también correr. Mi problema es que corro demasiado y tengo que centrarme en ir un poco más despacio y acabar”, expresó Nandu, dejando claro que “hay que terminar porque si al tercer día me voy a casa es como si hiciera una receta con cariño y no me saliera” apartó del que parecía su claro destino.

Pasó entonces a la cocina de uno de los restaurant­es que tenía su familia, y con sólo 18 años ya asumió la responsabi­lidad de jefe de cocina del Urbisol. A partir de ahí, su pasión por trabajar con productos de proximidad, de temporada y reinventar recetas con un estilo que encuentra el perfecto equilibrio entre lo moderno y lo tradiciona­l, le ha llevado al éxito. Eso, y el esfuerzo. “Suelo dormir unas 5 horas al día. El resto es para traba- jar”. Y no lo dice con cara de pena, sino con la ilusión de aquellas personas que hacen aquello que aman. La cocina se convirtió en una perfecta metáfora de lo que significa correr un Dakar por su tremendo sacrificio y trabajo duro, algo que le sirvió para superar de mejor forma el gran mazazo del pasado curso, cuando semanas antes de participar por fin en el Dakar se destrozó la muñeca izquierda entrenando en marruecos.

“Fue una putada. Me hacía mucha ilusión y me caí. En aquella ocasión, tuve que decir que no. Dije que no lo volvería a intentar, pero cuatro días después cambié de opinión. Soy una persona a la que no le gusta dejar nada por hacer”, comentó Jubany, que después de operarse e iniciar lo más rápidament­e posible la rehabilita­ción de su mano, tuvo que compaginar duros entrenamie­ntos con sus obligacion­es de jefe de su propia empresa, con 150 empleados, encargada

Nandu Jubany

Si el Dakar fuera una receta sería un plato que tarda mucho en cocinarse, como unos cuernos de vaca”

La lesión del año pasado fue una putada. No he dejado nada por hacer en mi vida y decidí operarme y volver a intentarlo”

Mi objetivo es acabar. Gracias a mi equipo de cocina he podido entrenar más. Tengo que hacerlo por ellos”

de regalar sabores únicas a comensales siempre exigentes.

Un año lleno de sacrificio

“Me quito horas de donde sea para poder entrenar y acabar el Dakar me reconforta­ría todavía más, sobre todo, por toda la gente que me ha ayudado. Hay que destacar a mi equipo de cocina. A las 4 de la tarde me voy a entrenar y ellos se quedan a recoger y a dar el callo. Gracias a ellos puedo empezar a trabajar un poco más tarde cada día para ir al gimnasio, en bici o ir a entrenar. Tengo que acabar el Dakar por to- dos ellos”, añadió el piloto catalán, que tiene como único objetivo lle- gar a la meta de Córdoba (Argenti- na) y celebrar así con un día de re- traso su 47 cumpleaños. No espera que el Dakar sea su mejor receta, y se atreve a decir que si fuera un pla- to, la carrera sudamerica­na “sería uno de aquellos que tardan mucho en cocinarse, unas dos semanas. Como si fuera unos cuernos de vaca o de buey guisados para ver si se ablandan un poco, porque la carrera es dura, dura, dura”. El pasado año dio de comer a los 7 pilotos oficiales del equipo KTM y posiblemen­te esta fuera una de las claves en el triunfo de Sunderland, o eso es lo que debe pensar el cocinero, que por si acaso, este año ha decidido “cocinar sólo para Nani Roma, su mujer Rosa Romero y para mí”. “Me llevaré jamoncito y longa- niza y nos haremos unos bocadillos deliciosos. Tam- bién haremos pasta, arroz y tortilla en las autocarava­nas”. La buena comida no es incompatib­le al reto depor- tivo más grande para Nadu Ju- bany, que está a pocos días de em- pezar su gran sueño, el de un cocinero que por unos días será pi- loto. O mejor dicho. El de un piloto que dedica su vida a la cocina

 ?? FOTO: JUBANY ??
FOTO: JUBANY
 ??  ??
 ?? FOTO: JUBANY ?? Jubany, junto a su equipo y Nani Roma
FOTO: JUBANY Jubany, junto a su equipo y Nani Roma

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain