Un lujo que puede salir caro
Hay canteranos que cuentan los años, meses, semanas o días para disfrutar de su anunciado debut en el primer equipo, como en su día fueron Guillermo Amor, Òscar Garcia, Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Sergi Roberto o ahora Carles Aleñà, que ayer cumplió 20 años. Y otros que aterrizaron en el Camp Nou en silencio, como Luis Milla, que jugaba en el Barça Amateur, Carles Puyol, que estuvo a punto de ser cedido antes de estrenarse con Van Gaal ,o Sergio Busquets y Pedro, por quien nadie, Pep Guardiola al margen, apostaba un solo euro.
En las dos últimas décadas, desde que Iniesta anotó el gol de la victoria en la final de la Nike Premier Cup que se disputó en el Camp Nou en 1999, las dos promesas más destacadas de La Masia han sido Gerard Deulofeu y Rafa Alcántara, líderes del último y espectacular triplete del Juvenil A en la temporada 2010/2011 y hoy protagonistas de la actualidad azulgrana porque su futuro parece cada día más alejado de la Ciudad Condal. Valverde ya no cuenta con el extremo ni para un partido de Copa en el que no juegan Messi, Suárez ni Iniesta y el interior, debido al ‘overbooking’ de centrocampistas en la plantilla y la marcha de su valedor Luis Enrique, se plantea irse.
Es una noticia triste para el Barça. Tampoco se trata de buscar culpables. Posiblemente Deulofeu, suplente en el Sevilla y el Everton y descartado en su día por ‘Lucho’, tampoco ha dado lo mejor de sí para ganarse la continuidad en el equipo. Y a Rafinha le han perseguido las lesiones.
Pero habría que enfocar el punto de mira más a medio y largo plazo. Valverde disfruta de una plantilla amplia y solvente y durante este mercado la reforzará a lo grande con un par de fichajes, por lo que a día de hoy nadie discute que Deulofeu y Rafinha son absolutamente prescindibles, como ocurrió con el fichaje de Thiago por el Bayern cuando por delante tenía a Xavi e Iniesta. Pero en pocos años los titulares, Iniesta (33 años), Messi (30), Piqué (30), Suárez (30), Sergio Busquets (29), Rakitic (29), irán colgando las botas sucesivamente y entonces tal vez les echemos de menos.
Los 222 millones de euros cobrados por Neymar el pasado verano ya se habrán gastado y la solución estará en casa. Dejar escapar canteranos tan buenos y jóvenes es un lujo que, pensando en el futuro, el Barça no debería permitirse