Mundo Deportivo (At. Madrid)

Un diluvio de rivalidad en Cornellà-El Prat

En un campo muy encharcado, Espanyol y Barça disputaron un partido épico, con disputas y broncas

- Roger Torelló

El Barça regresaba a CornellàEl Prat poco más de dos semanas después de su última visita en la ida de los cuartos de la Copa, donde recibió la primera derrota de la temporada tras las dos lejanas del mes de agosto, en la Supercopa de España. El derbi, que en los últimos años había perdido cierto interés por la enorme diferencia entre los dos equipos, de nuevo recuperó toda su rivalidad.

Tras una semana enrarecida por las polémicas declaracio­nes de Piqué y Busquets que desembocar­on en la denuncia del Espanyol ante Antiviolen­cia, y pese al esfuerzo en la previa de Quique Sánchez Flores y Ernesto Valverde en rebajar la tensión, los 90 minutos disputados en Cornellà tuvieron todos los ingredient­es de un derbi.

En un campo encharcado, donde no paró de diluviar durante casi todo el partido, no faltó la épica, ni los piques, pero en el que de nuevo volvieron a sobrar los insultos. Piqué supo desde el inicio que estaría una vez más en el foco de atención. Cada vez que tocaba el balón escucha los pitos de la gradería y en el minuto 37, los aficionado­s reclamaron una falta y una amarilla para Piqué, después de que el central agarrara y derribara a Baptistao, pero el colegiado no lo señaló.

Hasta ahí, nada raro, todo dentro de la rivalidad. La frontera se cruzó tras el primer gol de Gerard Moreno en el minuto 66, cuando parte de la gradería empezó a gritar ‘Puta Barça, puta Barça, eh’. El cántico se repitió minutos después, algo que provocó que la megafonía del club pidiera respeto.

A medida que avanzaba el partido, y las circunstan­cias del juego se complicaba­n por el agua acumulada, la tensión fue ‘in crescendo’. El punto álgido con el gol del empate de Gerard Piqué en el minuto 82. El central se desató en su celebració­n y mandó a callar a la grada, algo que encendió los ánimos de los seguidores locales. Los pitos se tornaron ahora en insultos hacia el azulgrana y su familia.

Con casi diez minutos por delante, ni Espanyol ni Barça dieron la sensación de querer firmar las tablas. Valverde, que presentó un once con seis novedades respecto al último choque, con la gran sorpresa de Messi, volvió a tener que echar mano del crack y de sus laterales titulares para intentar remontar, tal y como sucedió ante el Alavés en el Camp Nou en la última jornada. No hubo más acciones claras para uno y otro equipo, pero sí rifirrafes entre los jugadores. Piqué se las tuvo primero con Gerard Moreno, después de que éste le entrara fuerte, en una acción en la que pareció querer recriminar­le su gesto a la grada.

Antes, Sergio García barrió a Umtiti con los dos pies por delante, una acción que enfadó, y mucho, al francés. De hecho, ambos volvieron a tenérselas una vez pitado el final del partido, hasta el punto que ¡Piqué! tuvo que aparecer para apagar el fuego entre ambos.

Ya en el descuento, quienes se enzarzaron en otra pelea fueron Messi y Víctor Sánchez, después de que el blanquiazu­l agarrara al argentino por detrás y le diese una patada. Leo se llevó la mano a la boca para dirigirse al ex azulgrana y éste le replicó. La rivalidad acabó trasladánd­ose al túnel de vestuarios, aunque el árbitro no contempló ninguna acción punible

Piqué, que hizo callar a la grada tras su empate, volvió a ser insultado

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FOTO: EFE Messi se empapó nada más entrar al campo tras un empujón que le hizo comprobar la profundida­d de los charcos de Cornellà-El Prat

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