Mundo Deportivo (At. Madrid)

“SERÁ ESPECIAL Y

Iniesta volverá a jugar el martes en Stamford Bridge, escenario de su gran noche con el Barça

- Sergi Solé Barcelona

Casi seis años después de la infausta semifinal de la Champions League de 2012 perdida ante el Chelsea, el Barça volverá a jugar el martes en Stamford Bridge, uno de los templos particular­es de Andrés Iniesta junto al Camp Nou y el Soccer City de Johannesbu­rgo. En el estadio londinense, la noche del 6 de mayo de 2009, solo cuatro días después del 2-6 al Real Madrid, el ‘8’ azulgrana desató la locura entre el barcelonis­mo. A Andrés aún se le pone la piel de gallina recordando aquel derechazo que entró por la misma escuadra de la portería de Petr Cech.

A los dos minutos y nueve segundos del tiempo añadido, el balón le cayó a Iniesta. Casi a pie parado, como en sus años mozos de fútbol sala en la pista de su colegio de Fuentealbi­lla, Andrés obró el milagro. “Igual si hubiera chutado en el minuto 5, el tiro se hubiese ido a la segunda gradería, pero ese disparo tenía que entrar y entró por el único sitio posible. Chuté con toda mi alma”, confesó minutos después de sellar el pase a la final de Roma y mantener vivo el sueño del primer triplete del fútbol español. A la desesperad­a, Alves había colgado un balón a la olla, Terry lo despejó hacia atrás, Eto’o no atinó en el control y Essien tampoco. Messi se lo quedó con dos toques con la zurda hasta que encontró a Iniesta con la derecha. El resto es leyenda.

En su libro de memorias, ‘La jugada de mi vida’, publicado en 2016 con la colaboraci­ón de Ramon Besa y Marcos López, admite que no pensó en cómo darle: “¡Qué va! Ahí no hay tiempo para pensar si le doy con el empeine de la bota, con el interior, con el exterior... Si piensas, no haces nada. Actúas por instinto, por puro instinto”. El gol de Stamford Bridge provocó escenas imborrable­s, como la carrera de Pep

Cada vez que tengo la oportunida­d de verlo me vuelvo a emocionar, como imagino que debe pasarle a la gran mayoría de culés”

El Chelsea sabe muy bien lo que debe hacer y a qué juega. Deberemos hacer una gran eliminator­ia”

Guardiola por la banda y la sangre fría de Sylvinho recordándo­le que tenía tiempo para perder con dos cambios por hacer.

“¡¡Bojan, las entradas!!”

Ahora bien, fue Andrés quien protagoniz­ó una reacción que siempre ha recordado Bojan Krkic. El manchego iba necesitado de entradas para la anhelada final de Roma y le pidió un cupo de las suyas al catalán. “Si marcas un gol, te doy las que quieras”, le dijo Bojan camino de Stamford Bridge en el autocar. Nada más marcar el gol, saliendo de la montonera de compañeros que casi le ahogan, Iniesta vio al ‘9’, con quien comparte agente (Ramon Sostres) y le gritó: “¡Las entradas, Bojan, las entradas!”. Aquella noche, John Terry, fiero y temible en el césped pero elegante fuera de él, entró al vestuario del Barça a felicitar a los finalistas. Fue otra imagen que Andrés nunca olvidará.

Casi una década más tarde, Iniesta rememora aquella sensacione­s:

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