El precio de la soberbia

Desde que el 28 de junio de 1997 el ‘Cant del Barça’, himno del club desde su 75 aniversario (1974), sonara una docena de veces en el Santiago Bernabéu tras la final de Copa ganada el Betis, el recinto madridista ha tenido oportunidad de albergar dicha final seis veces más con el Barça como uno de los protagonistas.

Pero aquella afrenta, gestada entre el secretario general, Eduard Combas, que llevó el CD en su maleta, y Joan Gaspart, que convenció al responsable de megafonía para difundirlo con generosidad, causó un dolor en las neuronas de Florentino Pérez similar al que se sufre en la extracción de una muela del juicio sin anestesia, por no por no poner otro símil más vulgar pero no menos habitual.

Esas seis finales aludidas (contando la del próximo 21 de abril) han tenido como escenario el Calderón (4), Mestalla y Camp Nou. Ahora, para la próxima final entre Sevilla y Barça, llega un escenario nuevo, el Wanda Metropolitano, porque ni la Federación ni los finalistas ya ni se plantean la posibilidad de pedir el Bernabéu a Pérez, dadas sus reiteradas negativas. Con 13.000 espectadores más que el Wanda, hubiera reportado mayor recaudación y más beneficios.

Según el reglamento económico federativo, el club que cede su estadio para la final recibe un fijo limpio, que está sobre el millón de euros. Esa es la cantidad a que ha renunciado el Real al menos en seis ocasiones desde 2009, dejando aparte la de 1998, ya que ese año los finalistas, Barça y Mallorca, eligieron Mestalla. En el resto, se propuso siempre el Bernabéu como primera elección, lo que Pérez rechazó con excusas pueriles, como reformas en los lavabos.

La factura pagada por el Madrid por la soberbia de Pérez (o se trata odio, esa figura presuntamente delictiva que puso de moda el “a por ellos”) asciende ya a 6 millones, de los cuales 4 han ido a parar a las arcas de su rival ciudadano, el Atlético. Aparte queda el desaire al Rey por parte de un club llamado Real (?)