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El Barça está en una posición inmejorable para asaltar al triplete. Líder invicto en la liga, finalista de Copa y con un valioso empate en los octavos de la Champions. Ni el culé más optimista podía imaginarlo en agosto. Y lo meritorio es que Valverde lo está consiguiendo con el mismo 11 de la temporada pasada, con Paulinho en lugar de Neymar, puesto que los 2 fichajes que debían mejorar la plantilla, Dembélé y
Coutinho, acaban de ponerse a disposición del técnico. Viendo que la plantilla había perdido talento, Valverde optó por el rigor táctico y la solidez defensiva. Eso no significa que su Barça no sea ofensivo: 5-0 al Espanyol, 3-0 a la Juventus, 0-2 en San Mamés, 0-3 en el Bernabéu, 0-2 en Villarreal, 2-4 en Anoeta o 0-5 al Betis. Es el equipo más goleador y el menos goleado de la liga; y de la Champions, con dos goles encajados en siete partidos. A partir de la segunda quincena de enero el Barça ha perdido frescura, exhibiendo un juego más lento y carente de profundidad pero ha ido sacando adelante los partidos. No es preocupante. Cada temporada pasa igual. Enero y febrero son meses de aumentar las cargas físicas en los entrenamientos y eso va en detrimento de la velocidad pero aporta un buen fondo para llegar con suficiente gasolina al final. Los tripletes borran de la memoria las dificultades. El Barça de Guardiola encadenó un empate y dos derrotas en febrero, vio reducida su ventaja de 12 a 4 puntos y empató a un gol en Lyon en Champions League. No hay que caer en el derrotismo. Este Barça es competitivo. No pierde ni el día que no juega bien y eso le acerca a los títulos. Enfrentarse a equipos que ponen el autobús defensivo, como Getafe y Chelsea no es nada fácil. Pero estaría bien que Valverde moviera un poco el árbol e introdujera a Dembélé, Coutinho o Sergi Roberto en el centro del campo para darle más alternativas y amplitud al equipo azulgrana