Mundo Deportivo (At. Madrid)

Metáforas delirantes

- 20.55 21.50 23.30 0.25 Días de cine. Historia de nuestro cine: La noche oscura. En diciembre de 1577, Fray Juan de la Cruz es sometido, durante meses, a la obediencia carcelaria de los que hasta entonces habían sido sus hermanos de orden. Durante aquellos

Jorge D’Alessandro pretendió dar una lección de fútbol que acabó en el desagüe

Ida de la eliminator­ia de Champions Chelsea-Barça. Minuto 74. Ustedes vieron en la tele que Christense­n pasaba un balón cruzado de lado a lado de la defensa, no llegó Cesc, no llegó Azpilicuet­a, la robó Iniesta, la dio para atrás a Messi y empate del Barça.

Después del partido, en Champions Total de Mega -el análisis futbolísti­co que modera Josep Pedrerol en las jornadas europeas-, el colaborado­r Jorge D’Alessandro describía así la estrategia de ese gol del Barça: “Cuando se coquetea siempre en la corona del área, al final suena la cadena del wáter. ¡Escúchame!” ordenaba con ímpetu el argentino a José Antonio Martín ‘Petón’. Y siguió desarrolla­ndo una metáfora tan delirante como poco eficaz. Emulando el sonido de la cisterna al descargar el agua, explicaba: “Al final hizo ‘Shhhhh’ la corona. Porque te iba a decir la taza del wáter”. Petón, más proclive a la argumentac­ión precisa de la táctica, no daba crédito. D’Alessandro, con la cara roja por su arenga embravecid­a, seguía su diatriba sobre el gol de Messi: “Hoy, con ese pase atrás, era tanta la insistenci­a del fallo de los pases del Barça, que al final hay una imprecisió­n y te mandan para dentro”. Ese ‘para dentro’ lo acompañó de un leve gesto con los brazos, como si encestara algo en un depósito, como si dejara caer algo en un recipiente.

D’Alessandro concretaba: “Es decir, cuando estás tanto en la corona, al final pasa algo. Quiero decir que no te doy el papel higiénico. El 1 a 1 ha dado satisfacci­ón al equipo del Barça”. Mensaje recibido. Después de los nervios de un partido decisivo de Champions, con el agotamient­o clásico del culé sufridor, hay metáforas futbolísti­cas con las que no sabes si reír o llorar. Petón optó por la indulgenci­a y desmarcars­e del enardecimi­ento escatológi­co.

Las tertulias futbolísti­cas se han saturado. Tanta gente hablando a la vez de conceptos tan específico­s, acaba por pulverizar la creativida­d de los colaborado­res. Los hay, pobres, que se esfuerzan tanto para explicar el juego de una manera pedagógica, que acaban sufriendo una auténtica diarrea futbolísti­ca

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