Un número en la oreja

Lo único que tienen de bueno las fechas FIFA, inoportunas donde las haya, es que uno puede hacer cosas distintas, pero siempre dentro del orden futbolístico, por supuesto. Y a falta de la Primera División buena es la Segunda. Por consiguiente, una visita al Miniestadi para ver ‘in situ’ al Barça B es lo más aconsejable.

Nada más llegar, sorpresa: hay reventa. Y vaya si la hay. En las taquillas del Acceso 5 detecto unos individuos con un montón de carnets de socio, que se relevan en pedir entradas de cuatro en cuatro en taquilla. Son gratuitas porque los socios no pagan en el Mini. En cambio, sí pagan los seguidores del visitante, en este caso Osasuna. “Miren, no hagan cola y además se ahorrarán tres euros por entrada”, decía el revendedor a los seguidores de Osasuna que, naturalmente, le compraron las entradas. Y es que en las puertas del Mini solamente controlan las entradas de socio... pero sin exigir el carnet de socio. El negocio es redondo. Se proveen de carnets, van retirando entradas a coste cero y reciben 15/20 euros por cada una. Eso lo vio con sus ojos el que suscribe.

Este agujero negro contrasta con lo que ocurre con las entradas de la final de Copa. A los socios del Barça solo les falta que, cual borregos y terneros, les grapen un número de la oreja. No debe extrañar que hayan sobrado más de 5.000 en la primera fase de la venta. Ir a la final de Copa supone no tener una emergencia de última hora, so pena de perder el importe de la entrada y del viaje, porque hay que buscar otro socio que quiera ir para no perder entre 200 y 300 euros. Y si han sobrado entradas en el club, ¿cómo colocas las tuyas? Además, se viaja a Madrid sin entrada que hay que ir a buscar a Ifema, junto al aeropuerto. ¿Qué costaría hacerlo en la Fan Zone del Barça, junto al escenario de la final?

Que se quiera evitar la reventa está bien, pero nunca a costa de martirizar al socio, sobre todo mientras en el Mini el invento funciona a todo trapo