Vincenzo Montella sorprendió a todos al dejar en el banquillo a Sergio Rico
LO MEJOR LO PEOR
36' 46' 79' 1-0 P. Sarabia (31'), 1-1 J. Navas (p.p.) (37'), 1-2 Thiago (68')
F. Ribéry (13'), J. Correa (15'), Bernat (34'), T. Müller (85'), G. Pizarro (90')
Ramón Sánchez Pizjuán J.
Los primeros 35 minutos del Sevilla en los que incluso se avanzó en el marcador.
La escasa capacidad de reacción de Vincenzo Montella. mantener la portería a cero a David Soria, quien sin ser culpable, no guardará un especial recuerdo de su debut en la Champions. El madrileño recibió dos goles en remates desviados por sus compañeros, uno de Jesús Navas y otro de Escudero, y asistió a la impotencia de un equipo que perdió el balón ante el Bayern pese a que en la primera mitad llegó a tener fases en que superó a su enemigo.
Primero avisó con un posible penalti de Boateng a Correa que el italiano Orsato no señaló y más tarde en un remate franco de Sarabia que remató fuera con todo a favor cuando le vino el balón a su pierna mala, la derecha. El ex jugador del Getafe era quien mejor suplía la ausencia de Banega al meterse por dentro para unir su fútbol al de Franco Vánzquez y tras un aviso de Thiago en una estirada del Bayern, adelantó al Sevilla al encontrar un balón en el área y superar a Ulreich.
El sevillismo estallaba de júbilo. Veía a su equipo en un papel parecido al que jugaba el sábado pasado ante el Barcelona, pero la maquinaria tableciendo la igualada en el marcador y poniendo ya las cosas muy difíciles para los nervionenses.
El Bayern sentencia
Y mientras en el segundo tiempo la afición local pedía un movimiento de Montella que cambiara la dinámica, la verdad es que el equipo alemán se adueñó por completo del balón para ir amortiguando los sueños de grandeza de un equipo que se ilusionaba con repetir la gesta de eliminar al Manchester United.
Antes del 1-2, David Soria salvó el segundo tanto del Bayern en un remate de Javi Martínez, pero fue tres minutos más tarde cuando Escudero en su intento de despejar un remate de Thiago Alcántara introdujo el balón en su portería.
El sevillismo empezaba a entender que, sencillamente, el Bayern Múnich es superior y que su equipo además, cansado de tantos esfuerzos, no tenía su día. Los cambios de Montella, tardíos e insuficientes, no dieron sus frutos. El Sevilla había perdido profundidad desde el momento en que Banega vio la tarjeta que le ocasionó su sanción. Asustó algo con dos disparos lejanos de Sandro y N’Zonzi, pero nada pudo hacer ante un rival bien plantado al que le será muy difícil superar en el Allianz Arena. No obstante, nada es imposible