Mundo Deportivo (At. Madrid)

El City cuajó un gran primer tiempo pero no le dio para remontar la eliminator­ia

- Dani Gil Manchester

Punto final del City en Europa. El milagro no fue posible ante un Liverpool que estuvo contra las cuerdas durante buena parte del primer tiempo, recuperado tras el descanso, reencontra­do con las semifinale­s de la Champions diez años después (1-2). Un triunfo a domicilio que, a pesar de no merecerlo, concluyó con la emoción en una eliminator­ia en la que el conjunto de Klopp fue mejor en más fases que el City, sobre todo en Anfield pero no tanto en el Etihad.

De entrada, al Liverpool le superó la escena, casi irreconoci­ble, a merced de la voluntad de un City que jugó a contrarrel­oj. No le sobraban minutos al cuadro de Guardiola, obligado a una gesta mayúscula. Por eso el entrenador catalán sorprendió con su esquema, más escalonado que nunca. Con tres centrales, situó a De Bruyne cerca de Fernandinh­o y le dio libertad a Silva. Con Sané y Bernardo enganchado­s a la cal, Sterling y Gabriel Jesus se asociaron en la punta.

No tardaron en hacerlo el inglés y el brasileño, tras una errónea decisión de Van Dijk que le costó cara. Fernandinh­o, vertical, envió un pase medido para que Sterling, con un toque sutil, dejara solo a Gabriel Jesus, que solo tuvo que acompañar el balón a la red para delirio de la afición (2’).

Un imprevisto con el que no contaba Klopp, desesperad­o en el área técnica, incapaz de reconocer a sus hombres. Prueba de ello fue la desconexió­n del tridente ofensivo, apenas incisivo, nada que ver con el temor que sembraron hace una semana en Anfield. El Liverpool arrastró su desliz durante todo el primer tiempo, desahogado en un par de acciones en las que Salah y Chamberlai­n combinaron con cierto criterio. Lo único destacable de un equipo que jugó con fuego.

La reacción del City tras caer en el derbi fue encomiable. No solo desde el punto de vista mental sino también desde el deportivo, brillante en la interpreta­ción del juego. La eficacia, sin embargo, fue de nuevo la asignatura pendiente de los locales, frustrados tras dos ocasiones de Bernardo, una de ellas estrellada en la madera. La otra, al filo del descanso, acabó en gol de Sané, aunque Mateu Lahoz decidió anularlo por un fuera de juego inexistent­e.

El golpe definitivo

Le fallaron las fuerzas al City tras el intermedio, dominador sin avasallar,

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