Apreciado señor Marcelino Maté
A falta de un punto para ser campeón, Iniesta merece que la RFEF se salte el protocolo y en Riazor esté preparado el trofeo para que Andrés lo levante
Hace poco más de un mes, los colegas de Il Romanista le escribieron una carta a Josep Maria Bartomeu para tratar de hacerle ver que era desorbitado cobrar 90 euros a los seguidores italianos por una entrada para ver en el Camp Nou el BarçaRoma. El presidente acusó recibo pero la localidad siguió costando lo mismo.
Con la esperanza de que el presidente de la Gestora de la Real Federación Española de Fútbol no haga caso omiso de este texto y tenga un punto más de sensibilidad, sirvan esas líneas para, con el respeto debido, sugerirle a Don Marcelino Maté que tenga a bien romper el inexplicable y muy caduco hábito de no entregar la Copa de Campeón de la Liga en curso, hasta justo antes de iniciarse el primer partido de la Liga siguiente. Este año Iniesta, el capitán del Barcelona, se marcha a final de temporada y sería absolutamente ridículo que tuviera que ver, por televisión y desde la China, como un compañero, aunque fuese el mismísimo Leo Messi, recibe con tan estúpido retraso el título que él mereció levantar con el brazalete correspondiente y la camiseta del Barça puesta.
Como el señor Maté bien sabe, estamos hablando de un futbolista de referencia universal, 125 veces internacional (el que metió el gol que el dio el título Mundial a La Roja) y que merece un trato preferencial. Se lo reconocen en todos los campos y lo racional sería que se le considerase también en los despachos de la Federación Española.
Y ese tacto, que obviamente no podemos pedirle ya al muy tozudo señor Ángel Villar ni a los candidatos Larrea y Rubiales, es justo lo que lo que le planteamos al presidente de la Federación de Castilla y León y coyuntural mandamás de la Española. Ante una situación excepcional con un personaje excepcional, hay que tomar medidas excepcionales. Vamos al grano.
Sabiendo que al Barça le falta sólo un punto para ser campeón. Sabiendo que su ventaja es tan amplia que incluso podría ganar el título antes de saltar a Riazor, sería maravilloso que, si se concretan los pronósticos, Andrés Iniesta pudiera recoger la Copa de la Liga en A Coruña. Para eso, claro, debe existir la voluntad de facilitar esa opción y, sin duda, Marcelino Maté, por las atribuciones que le han sido concedidas, está en disposición de pasarse la norma del retraso por el mismísimo forro y viajar al campo del Deportivo con la Copa bajo el brazo por si, como si supone todo el mundo, el Barça acaba ganando allí el séptimo título en diez años.
Es verdad también que, como ya ocurrió contra pronóstico el año pasado, el Barça puede perder en Riazor. Da igual, valoraremos el tacto del señor Maté y le pediremos, entonces, que prolongue su benevolencia y se venga la semana siguiente al Camp Nou (también con la Copa bajo el brazo) por si el Barça suma contra el Madrid el punto que le faltaría (por cierto, llegados a este punto de idealizada despedida, Barça y Madrid hasta podrían hacer juntos el pasillo a Iniesta).
Pero, una vez más, si no fuera así, si tampoco en el Clásico del domingo 6 se pudiera ver el punto final, insistiríamos una tercera vez para que Don Marcelino Maté continuase siguiendo cada partido de Iniesta hasta que, el mismo día que la gane, él, en nombre de la RFEF pueda entregare la Copa de campeón de Liga. Nadie más que el él se merece la excepción como esta