Siete minutos inolvidables y un aplauso abrumador
Andrés, espectacular ante el micro, no pudo contener las lágrimas en un discurso memorizado hace semanas
Difícilmente un mito del Barça podrá despedirse como hizo ayer Andrés Iniesta. Espectacular. Al igual que su partidazo en la final de Copa como colofón a su carrera en el club, los siete minutos de su meditado, emotivo y sincero discurso pasarán también a la historia de una leyenda de dimensiones infinitas, como le gusta decir a él. “Llevo semanas pensando en este momento”, confesó ya durante el turno de preguntas tras haberse relajado algo la atmósfera de una sala de prensa de la Ciutat Esportiva casi más abarrotada que la última vez que habló allí Messi, en la ‘semi’ europea de 2015 ante el Bayern. Leo no estuvo ayer, porque tenía hora para tramitar su pasaporte y los de sus hijos. Luis Suárez, por su parte, se despistó. Una lástima, porque ayer era el día de Don Andrés. Más que un capitán. Lo que transmitió con su mensaje es para pasarlo en vídeo a todos los niños y adultos en su primer día antes de firmar el contrato con el club.
Más de 100 periodistas llenaron hasta los topes la sala pero el acto multiplicó su solemnidad con la entrada de los ejecutivos, el staff técnico y Valverde , el presidente Bartomeu, la práctica totalidad de los jugadores y, sobre todo, su familia. El núcleo duro. Su vida. Sus padres, José Antonio y Mari; su hermana Maribel; su esposa, Anna, y sus tres hijos (Valeria, Paolo Andrea y Siena); su cuñado Juanmi; su agente de siempre, Ramon Sostres; y Joel Borràs, mucho más que su asesor.
Ya había resoplado al entrar y ver la muchedumbre y le costó arran-
Leo Messi y Luis Suárez no estuvieron presentes en la rueda de prensa de despedida de Iniesta. Aunque en un principio desde el club se dijo que la ausencia se debía a “asuntos personales”, después Mundo Deportivo pudo saber que el jugador argentino tenía cita, junto a su familia, para tramitar su pasaporte, así como el de su mujer y sus hijos. En cuanto al car. A las 13.43 h. del 27 de abril de 2018 dijo en voz alta un secreto a voces: “Esta temporada es la última aquí”. Un día triste para el barcelonismo y el fútbol. No leyó nada. Lo tenía todo en su privilegiado cerebro. Desgranó los motivos de esa exigencia y honestidad que se autoimpone en la vida y en su profesión y se le entrecortó la voz una y otra vez, con los ojos humedecidos.
uruguayo, fue un despiste, al pensar que la plantilla estaría presente en el acto oficial que se celebrará en el Auditori 1899, pero no ayer.
A Messi le fue imposible cambiar la hora y la fecha del trámite burocrático del pasaporte. A pesar de no estar presente en la comparecencia, Leo se ha despidió, como todos los compañeros, en el vestuario del primer equipo antes de A la izquierda, llegada de Iniesta a la sala de prensa, flanqueado por Joel Borràs y Ramon Sostres. A la derecha, Valverde saluda a Anna Ortiz y Bartomeu da la mano al técnico “Siempre entendí que este club merece lo mejor de mí”, prosiguió hasta no poder regatear una pausa y beber un trago de agua cuando agradeció “al club y a La Masia” lo que es “como jugador y persona”. Paró cinco segundos y citó a sus “compañeros y toda la gente del día a día”. Y rompió a llorar. Luego a la afición hasta alcanzar el punto álgido al hablar de sus padres y su hermana, a quienes dejó en Fuentealbilla a 471 kilómetros. Recordó aquel viaje del 16 de septiembre de 1996. En coche. Todos en silencio seis horas, incluido su abuelo. Hasta Barcelona. Para cumplir el “sueño que tenía entre ceja y ceja” en La Masia.
Y ya no pudo más. Las lágrimas caían y caían sin parar encogiendo en un puño a los presentes y contagiando aún más la emoción al defi-
saltar al campo de entrenamiento, y está previsto que acuda con total normalidad al acto institucional de despedida de Iniesta, en una fecha todavía por determinar.
Entre los jugadores presentes estaba también Sergi Samper, que empezó la temporada cedido a Las Palmas pero está en Barcelona. También asistió Toni Alonso, delegado del Barça B