Un castor como mascota
Los desastrosos arbitrajes de las eliminatorias de cuartos y semifinal de la Champions League han falseado la competición hasta el punto de que, con colegiados y auxiliares competentes (o no mediatizados, como nos pareció), los finalistas debieron ser Roma y Bayern.
En cuartos de final, a la Juve le privaron de la prórroga en el Bernabéu con un penalti inexistente a favor del Real en el último minuto, Cabe recordar que un año atrás el Real llegó a la final gracias a la expulsión de Arturo Vidal, en una jugada que no fue ni amarilla porque no llegó a tocar a su rival, también en el último minuto. El Bayern jugó con 10 en la prórroga y fue eliminado.
En semifinales, al Roma le esquilmaron dos penaltis ante el Liverpool, uno de ellos por una mano imposible de no verla. En Madrid, se asistió a un robo descarado, uno más, a favor de los blancos ante el Bayern, por unas clamorosas manos de Marcelo que debieron ser castigadas con penalti, como reconoció el propio Marcelo. No vamos a entrar aquí en más detalles sobre tarjetas mal repartidas, fueras de juego peor señalados y otras minucias que contribuyen a dudar de la limpieza de la competición, lo que comienza, sin duda, por la impureza de los sorteos. Lo que quedó claro es que Roma y Bayern fueron robados.
Lo peor viene cuando la UEFA insiste en su negativa a implantar el VAR siquiera a partir de octavos de final de la Champions. ¿Por qué? ¿Por qué le interesa a la UEFA seguir manipulando sus competiciones a través de los árbitros? ¿Qué intereses se esconden? ¿Cómo es posible que tras ser favorecido reiteradamente en los sorteos, ahora sean los árbitros los que ayudan el Real Madrid? Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, y Pierluigi Collina, designador arbitral, están bajo sospecha. Ya sólo les queda adoptar el castor como mascota para confirmar su manifiesta parcialidad. Ahora mismo la UEFA hiede