Camacho, loco con el VAR

El equipo de retransmisión de Telecinco se desquició con el videoarbitraje

En el España-Portugal ,en Telecinco, con el penalti sobre Cristiano, José Antonio Camacho, vociferaba: “¡Un momento! ¡Ahora verán que no es penalti, me imagino!”. Manu Carreño apuntaba: “Tenemos que aprender a esperar”. Pero Camacho estaba alterado: “¡EL VAR YA PUEDE DECIR MISA!”. Minutos más tarde, seguía impaciente: “¡Yo estoy desconcertado! ¡¿Pero esto es penalti o no es penalti?!”. Kiko Narváez y Manu Carreño intentaban explicarle que es como habían interpretado la jugada el árbitro principal y confirmado los del VAR con la repetición. Pero Camacho, tozudo, lo negaba: “¡Ya lo pueden decir los nueve del VAR! ¡La imagen que nos han enseñado no es penalti!”. Pero cuando realización mostró la repetición, vieron que sí lo era. Aún así, Camacho seguía enfadado con el colegiado porque consideraba que tenía demasiado trabajo: “¡Es que el árbitro va muy rápido! ¡Un penalti, tarjeta amarilla ya, no sé no sé…”. La manía de Camacho de cantar los goles antes de tiempo se ha convertido, con el VAR, en una pesadilla. Tener que esperar si había falta para confirmar el gol de España le indignó: “¡Es que aquí no se puede celebrar ningún gol porque hay que esperar al VAR!”. Camacho estaba desquiciado. La espera que genera la decisión definitiva del VAR les deja a todos en una situación que entorpece la narración. Juanma Castaño ironizaba: “¡No se había usado el VAR y nosotros vamos a quemarlo! ¡Están los nueve con un estrés que no veas!”.

Y no sólo ellos. Ellos, y, en consecuencia, los espectadores, ante ese desbarajuste de opiniones y comprobaciones, también. Camacho estaba agotado: “¡Madre mía! ¡Menudos 25 minutos de VAR que llevamos! Los del VAR están diciendo ¡La que nos ha tocado!”. Carreño, desbordado, bromeaba con el inevitable juego de palabras: “¡Este VAR es el que van a cerrar! ¡Este VAR lo van a tener que traspasar!”. No sólo los jugadores van a tener que acostumbrarse al VAR: los narradores y comentaristas también.

Por el ritmo de partido y porque, acostumbrados a afirmaciones precipitadas tan categóricas, el VAR puede dejarlos en mal lugar