Que Navarro siguiera un año más sería la mejor solución para el Barça
Pero el deporte no siempre es justo con los mejores ni escribe guiones perfectos, con final feliz.
A los 38 años, la ‘Bomba’ cree que todavía le quedan canastas por hacer y quiere irse del deporte con un mejor sabor de boca. Pero la realidad es la que es: Svetislav Pesic seguirá en el Barça y el renovado técnico, junto a Nacho Rodríguez, en una decisión meramente deportiva, consideran que Navarro no debe continuar. A juzgar por los comentarios de los abonados del Palau, y por los resultados de la encuesta que realizó MD entre sus lectores, no parece que la decisión sea injusta. Al contrario. Es sentimentalmente delicada y, eso sí, dolorosa para el jugador. El varapalo no es económico. Navarro firmó, hace un año, un contrato por diez temporadas absolutamente insólito en el mundo del deporte. El Barça, con esa propuesta hecha realidad, le demostró ya la estima y el reconocimiento a una trayectoria espectacular. No solo no se le faltó al respeto sino que se le premió con un trato jamás visto.
A diferencia del contrato indefinido de Iniesta, donde el jugador decidiría en qué momento lo dejaba (y así lo hizo), Navarro y el Barça deben decidir de forma conjunta su continuidad y, justo ahí, aprieta el zapato. El Barça, por criterios meramente deportivos, ha dicho que basta cuando Navarro todavía seguiría en el equipo, a pesar de que su rol es cada vez más testimonial.
Seguir o no seguir, esta es la cuestión, el punto de desacuerdo y de fricción. ¿Debe Pesic dar marcha atrás y quedarse con un jugador que no quiere? Sería debilitar al entrenador desde el primer minuto. ¿Debe Navarro hacer un desaire público al club de su vida que le seguirá pagando durante nueve años por su nuevo papel? Sería una pataleta final que no dignificaría una brillante e impecable carrera. Quizá, antes de que la sangre azulgrana no llegue al río, puede haber un punto de entente. No estaría mal que Navarro saliese a anunciar que la próxima va a ser su última temporada y que Pesic, que se presenta como un hombre de club más que un entrenador, entendiese la situación y tuviera, en el banquillo, un Navarro que se fuera despidiendo, partido a partido, de pistas, colegiados y competiciones. Quizá no sería la situación ideal pero, con tal de apagar fuegos interesados, sería la mejor solución para el Barça