UN FIN SE VEIA

Dicen que lo que mal empieza, mal acaba.En el caso de la Roja todavía fue peor. Por tercera vez en la Copa del Mundo cayó eliminada en octavos de final, como contra Yugoslavia en Italia 1990 y Francia en Alemania 2006 .

Al menos, como decía uno de los pocos aficionados españoles que había en el estadio Luzhniki, “esta vez hemos superado la fase previa”. Tiene razón. En Brasil 2014 cayeron a las primeras de cambio, encajando un correctivo de la Holanda de Louis van Gaal (5-1).

Claro que si se mira detenidamente esta Copa del Mundo de Rusia 2018, salvo el buen inicio ante Portugal, la Selección sufrió para ganar a Irán y a Marruecos. Baste decir que en esa fase de grupos, el ‘jugador’ más destacado de la Roja fue el VAR. Anuló un gol a Irán y dio por bueno el de Iago Aspas. Las dos acciones decisivas para que acabaran primero de grupo y se cruzaran con Rusia, porque quizá con Uruguay hubiera sido peor. Sin olvidar que el gol ante los iraníes de Diego Costa fue de rebote.

España ha ido dando tumbos desde que el nuevo presidente Luis Rubiales se cargó a Julen Lopetegui por falta de confianza en el técnico, tras desvelarse que había estado negociando con el Real Madrid. Lo hizo público el propio club de Florentino Pérez. El dirigente de la Federación estaba en su derecho, faltaba más. Aunque quizá debió tomarse unas horas más de reflexión para recapacitar si era lo mejor para la selección (los jugadores le pidieron la continuidad del técnico). O, al menos, tratar de buscar un relevo con mayor experiencia que Fernando Hierro que lo ha hecho muy bien como director técnico (fue básico en el Mundial de Sudáfrica 2010), pero que como entrenador de club no destacó, precisamente en el Oviedo.

El entorno de la Roja

Y la Selección ha vuelto a ser victima del dichoso entorno que le rodeaba históricamente, que Luis Aragonés y Vicente del Bosque (hasta Brasil 2014) lograron arrinconar. Existe la sospecha fundamentada que en la ‘revolucionaria’