Una vuelta a lo grande como aval para viajar a Glasgow
Marina García regresa a un gran campeonato en piscina larga tres años después; ha brillado en los meses previos
En 2012, con apenas dieciocho años, ya demostró de lo que era capaz. Marina García se colgó por entonces un bronce europeo en 100 braza en Debrecen. Meses después logró otras dos medallas en el Europeo de piscina corta, en las pruebas de 100 (bronce) y de 200 metros (plata) braza. Fue en el año de su explosión definitiva, el de la clasificación olímpica para Londres. Un año después firmó una doble final en el Mundial de Barcelona, donde terminó sexta en 200 braza y séptima en 100 braza.
Recibió entonces una beca para combinar estudios y natación en la Universidad de Berkeley en Estados Unidos. Dio el paso y se marchó. Se centró en las mejoras técnicas, a pesar de que los resultados no acababan de llegar. En 2016 se quedó fuera del Europeo de Londres y de los Juegos de Río; en 2017 no estuvo en el Mundial de Budapest. Pero regresó a finales del pasado año con una carrera bajo el brazo y con ese progreso a nivel técnico como arma para ahora llegar al Europeo de Glasgow con un gran bagaje de tiempos en los meses previos. “La mayor diferencia es que ya no estoy estudiando porque me he graduado. Además estoy en mi país y son muchos cambios con respecto a Estados Unidos. La vida allí es difícil cuando eres extranjero, pero he aprendido muchas cosas”, asegura sobre su experiencia.
Ha crecido a partir de ella. Marina es la tercera europea y la mejor española en el ranking de este año de los 200 braza gracias a un magistral
LAS CLAVES
PASO ADELANTE Ha vuelto a nadar en sus mejores tiempos
ADAPTACIÓN Acabó los estudios, volvió a España y está centrada totalmente en la natación