Mundo Deportivo (At. Madrid)

El indescifra­ble poder del regate

- Lobo CARRASCO

Durante la pretempora­da venía con mejor vuelo Ousmane y en Tánger, confirmó. Y lo hizo regateando sin poder activar su excelente velocidad al carecer de espacios. Machín le planteó al Barça que atacase en estático -líneas ensamblas en pocos metros- y sólo Alba y Semedo pudieron correr.

Pero en el baúl de las herramient­as, la habilidad de Dembélé para retar a Jesús Navas y al central/centinela Mercado atento a lo que sucediese en ese gran duelo. Con Suárez pivotando por dentro y Messi en la derecha -descolgado buscando zona vacía entrelínea­s-, al extremo francés lo vi con más ritmo vertical que al resto de jugadores. Y Ernesto Valverde, listo. Propuso intimidaci­ón y velocidad frente a la amenaza Navas. Que defendiese mucho para que atacase poco. Bien.

En los distintos momentos y acciones de la final, casi siempre Messi regalando balones a Jordi Alba oal propio Dembélé. Resultó gratifican­te ver los movimiento­s de Ousmane previos al pase de Leo. Ya fuera para su carrera interna como para dejar la calle libre a su lateral. Y con balón en sus botas: el zig-zag, arranco y la piso, o, simplement­e, atraigo adversario­s y toco rápido para que Busquets o Arthur la cambien con ventaja a la otra banda.

Llegó al Barça después de jugar un fútbol-contragolp­e en el Borussia Dortmund y la respuesta del pasado domingo confirma del francés que su alegría regateador­a puede valer tanto para atacar “tocándola” como para robar y salir volando hacia la portería contraria.

Le regaló un gol Messi pero lo importante fue que se equivocó y siguió intentando ganar espaldas o jugársela él. Menos de cabeza (está por ver), puede hacer todo lo demás bien tanto con la diestra como de zurda. Pasando a los recursos del equipo, está claro que el F.C.Barcelona necesitará regateador­es que ganen metros, asalten murallas y destrocen pizarras.

En el duelo uno contra uno, o más, la gran ventaja de Dembélé es que los defensas no saben si saldrá por fuera o por dentro. Añade finta de cintura - es lo más necesario cuando regateas en estático- y con la verticalid­ad que atesora puede dejar casi sin tiempo a los defensas para reorganiza­rse. No es lo mismo que todos los rivales se preocupen de Leo que tener que vigilar a Ousmane, Coutinho, Malcom y los que tienen el don de romper cinturas. En partidos cerrados o con Leo enjaulado, el regate de algún valiente o estrategia a balón parado.

Dembélé es un jugador con margen de evolución tanto sin pelota como eligiendo cuándo hacer pausa y cuándo arriesgar el balón. Ya no es un juvenil, si te ficha el mejor club del mundo (el dinero no pesa tanto como la grandeza de quien te contrata y su exigente afición) y juegas con el más grande de todos los tiempos, has de meterte de cabeza para la misión y el estilo.

Por lo que sé, Dembélé precisa enfoque mental para cambiar eso de que “está de paso”. Ha de volcarse al cien x cien para ir cogiendo responsabi­lidad, actitud colectiva y costumbres (alimentici­as, descansos sagrados) que posibilite­n un rendimient­o más constante. Como el de ayer. Vive de su fiebre regateador­a pero la invisible intermiten­cia es un mal que puede fastidiar a los que necesitamo­s regate para sentirnos contentos. Ya es campeón del mundo, opta a ser titular en el Barça y vamos a comprobar, ¡ojalá!, si puede codearse/superar el nivel de sus amigos Griezmann y Mbappé.

Me gusta que tenga competenci­a en el Barça y en la selección francesa. Su trabajo será uno de los más difíciles porque tendrá que inventar la jugada final corriendo a toda velocidad…o atacando desde parado como ayer.

Por cierto, ¡vaya misil con la diestra! Rakitic y Arturo Vidal lo hubieran firmado. Picadura perfecta

 ?? FOTO: PEP MORATA ?? Ousmane Dembélé demostró gol y regate en el primer partido oficial
FOTO: PEP MORATA Ousmane Dembélé demostró gol y regate en el primer partido oficial

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