El Atleti espanta fantasmas ante su bestia negra
SUPERCOPA DE EUROPA Cuando todo parecía perdido, otra vez ante el Madrid, los de Simeone reaccionaron con un Costa sublime
Y se espantaron los fantasmas. No fue en una final de Champions, herida que aún duele, y que dolerá para siempre a los rojiblancos, pero sí ante el mismo equipo que le hizo hincar la rodilla, de forma dolorosa, en Lisboa y Milán. No fue lo mismo, pero sí que sirvió para demostrar, una vez más, que este equipo nunca deja de creer. Y que por más palos que le den, siempre se levanta.
La historia se escribió en Tallin. En la Supercopa de Europa. Se la llevó el Atlético, que empezó bien y vio como el Madrid le remontaba para tener casi todo perdido a falta de diez minutos para que acabase el partido. Pero esta vez, todo fue diferente.
Porque Diego Costa, que había abierto el marcador con un golazo a los 50 segundos de encuentro, igualó el choque cuando quedaba poco para el final. Partidazo del hispano-brasileño, que siguió fajándose hasta que el depósito se le quedó vació y fue sustituido, ya en la segunda parte de la prórroga, siendo decisivo en los otros dos goles del equipo.
El Atlético había conseguido remontar al Madrid, que había presionado y corrido mucho en la primera mitad, y que fue perdiendo fuelle en la segunda. Y eso, después de que los blancos, un clásico, hubiesen dado la vuelta al marcador. Pero el Atlético se rehizo. No bajó los brazos. Creyó. Y encontró su premio.
En el tiempo extra, el equipo de Simeone fue muy superior al de Lopetegui. Saúl, primero, con un golazo marca de la casa, como todos los decisivos que hace, puso el 2-3 en el marcador. Y antes de que acabase el primer tiempo de la prórroga, otro canterano, Koke, también llegando desde atrás, como quiere el Cholo, hizo el 2-4. No había vuelta atrás. El Atlético tenía el choque donde quería. Y a lo grande.
La herida de la Champions no se cierra, pero se empieza a curar
El ‘19’ colchonero fue el mejor jugador del partido. Y el Atleti se hizo inmenso
Llegó el final. Simeone, que lo había visto en un palco privado, bajó al césped a celebrarlo. El equipo no está donde quiere (la pretemporada ha sido muy atípica) pero sí que había preparado esta cita a conciencia. Faltan muchas cosas por ajustar. Y lo de Tallin no va a ser termómetro para lo que pueda pasar en la temporada.
Pero para cualquiera de los dos equipos, era importante ganar la Supercopa. Y lo hizo el Atlético. Ante su bestia negra europea en los últimos años. Y remontando. Una muy buena señal que cargará de moral y confianza a jugadores, cuerpo técnico y aficionados. Y que, aunque no todos, espanta fantasmas