A los de Montilivi les faltó una mayor mordiente en ataque para lograr el triunfo
El primer partido de la era Eusebio Sacristán en Girona acabó con regulares sensaciones. Los catalanes no fueron capaces de pasar del empate (0-0) ante el Valladolid este viernes en un encuentro en el que fueron superiores pero demostraron tener todavía la pólvora mojada. Los de Sergio González, con una plantilla con carencias, dieron señales de madurez para poder competir en LaLiga Santander.
Girona y Valladolid abrieron en Montilivi la temporada 2018-2019, un año que se presenta apasionante. Ambos parten con el mismo objetivo de lograr la salvación y empezaron a mostrar sus cartas en cuanto el balón empezó a rodar.
Los matices que ha introducido Eusebio respecto a lo que estaban acostumbrados en Montilivi con Pablo Machin fueron reconocibles desde el primer instante. La salida de balón siguió siendo con tres centrales, y Pedro Porro, recién salido del juvenil ocupó el lateral diestro dando amplitud y profundidad.
Tras unos primeros minutos de tanteo, con dominio gerundense pero sin aproximaciones claras, fue Àlex Granell quien en el minuto 15 puso en apuros a Jordi Masip. El capitán del Girona lanzó un libre directo que botó ante el guardameta, pero Masip, muy hábil, consiguió despejar a saque de esquina.
Los visitantes, bien plantados sobre el terreno de juego, supieron a qué jugar en todo momento. Los pupilos de Sergio González esperaban agazapados atrás para poder salir a la contra en cuanto la alta presión del Girona se lo permitiese. A partir de la media hora de juego, el Valladolid perdió un poco la timidez inicial, y Alcaraz, lo intentó desde la frontal con un disparo que atajó sin problemas Bono.
El conjunto de Eusebio ejecutó a la perfección lo que quería su entrenador. La posesión, monopolizada por el Girona, era el medio para llegar a crear peligro en la portería de Masip, pero quizá en algunos momentos se echó en falta la participación de Stuani, desaparecido durante la primera mitad. Granell y Borja lo probaron de lejos, pero sus intentos se marcharon por poco.
El ritmo de encuentro bajó en la reanudación. Tanto, que hasta pasado el cuarto de hora del segundo tiempo no llegó el primer disparo a puerta, obra de Timor, que recogió