Rafinha, un buen fichaje
Tras dos operaciones y siete meses en el dique seco, Rafinha jugó 13 minutos a las órdenes de Valverde, en Cornellà, en la noche del Melendazo. Fue su única intervención la pasada temporada, antes de marcharse cedido al Inter. La ilusión del jugador era seguir en San Siro, en el Barça había la convicción que los italianos harían efectiva la opción de compra pero, al final, nasti de plasti. Rafinha fue de lo mejor de la gira americana, salió de titular en la final de la Supercopa y, en el descanso, Rakitic entró en su lugar. A Rafinha ya no le hemos vuelto a ver. En los dos últimos encuentros, no ha llegado ni a ir convocado. El Betis y el Benfica fueron a por él pero toparon con la idea del Barça de no mal vender un jugador que tiene mucho fútbol en sus botas y ADN Barça por todos lados. En el centro del campo se han ido Iniesta, Paulinho y André Gomes. En su lugar han llegado Arthur, Arturo Vidal y Aleñá. El factor diferencial debe ser Rafinha que, con lo exigente del grupo de Champions, tendrá minutos para demostrar su pase definitivo, su buena llegada al área y su espíritu defensivo. Quedarse en el Barça no es un castigo. Si se lo gana en los entrenos, en el campo podrá demostrar a Inter y compañía que se equivocaron dejándole escapar
2. Ojo con Pau López y sus arrebatos. En la Copa de 2016, el portero del Espanyol pisó el tobillo de Messi deliberadamente. En la Liga de 2018, el portero del Betis agrede al sevillista Roque Mesa. El expulsado debería ser el portero. Los derbis no le sientan bien.
3. Luis Suárez asume en RAC 1 que deberá dosificarse. En lugar de disputar 51 de los 59 encuentros de la pasada temporada, esta campaña se conformará con jugar sólo 50.