Un respeto, por favor
Acepto que los periodistas debemos hacer autocrítica pero no nos merecemos el menosprecio al que estamos siendo sometidos por jugadores, presidentes, clubs e instituciones. En definitiva, por el poder. Nos hemos dejado pisar tanto, nos han vejado hasta tal punto que quieren reconvertirnos en meros paparazzis. Están equivocados si creen que es bueno para su imagen que tengamos que hacer una noticia de cómo entran con sus cochazos a la ciudad deportiva. Están muy confundidos si piensan que les favorece salir en los telediarios jugando al póquer. No hace mucho, los futbolistas valoraban la función de la prensa, que es la de preguntar, indagar, informar, analizar, opinar y acercar el deportista a la gente. Maldito el día en el que los directores de comunicación pensaron que la mejor manera de gestionar el incremento de periodistas y medios era cerrarnos la puerta en los morros y enviar el comunicado congelado para ser recalentado en el microondas de la redacción. Nadie merece ese fast food. Messi y Luis Suárez han hablado en RAC1 y Catalunya Ràdio y ha sido un gusto escucharles sin prisas y sin interferencias. Isco respondió con acritud a un periodista de El País. Está confundido si cree que los periodistas estamos para jalearlo como si fuéramos su club de fans. Si juegan mal, si hay mal ambiente en el vestuario, si no hay sintonía con el entrenador, los periodistas debemos contarlo, es nuestra obligación. Tebas dijo en Onda Cero que los periodistas de las TV que compran los derechos “tienen la obligación de hablar bien de la competición” y añadió “tuvimos que llamarle la atención a un periodista porque le preguntó a Griezmann sobre su renovación”. Quiere que seamos muñecos. Resulta que el comprador no puede hablar libremente del producto que ha comprado. Es más grave de lo que parece. No es que los periodistas seamos, cada vez, más limitados. Son ellos los que nos limitan, cada vez más