“ME MARCHO REALIZADO Y ORGULLOSO”
Le pedí al equipo que mi última carrera fuera la Vuelta. He tenido la suerte de finalizar mi carrera como yo quería”
También he tenido dudas. Ganas de continuar, pero seguir por seguir no era una buena opción”
¿Cuándo y cómo decidió cerrar su etapa como ciclista profesional en la Vuelta?
Se han dado una serie de circunstancias a lo largo de la última temporada que poco a poco han ido influyendo en la decisión. Aunque pueda parecer algo repentino por anunciarlo justo un día antes de la última etapa, la decisión no ha sido de un día para otro. Me lo he planteado este año y he tenido la suerte de finalizar mi vida como corredor profesional como yo quería. Le pedí al equipo que mi última carrera fuera la Vuelta. Lo elegí yo. Me lo permitieron, a pesar de que todavía no tenía la decisión en firme. Sí pensada, pero no cerrada. Cuatro días antes de la última etapa ya lo tenía decidido, lo comenté internamente y a la familia.
¿Por qué en la Vuelta?
Tenía la idea de retirarme en un lugar que fuera representativo, en una carrera que hubiera sido importante para mí. Era la Vuelta la mejor opción. He participado en once rondas a España, he logrado cuatro victorias, entre ellas, la que viví con más intensidad, que es la de mi triunfo en Bilbao. Además, se daba otra circunstancia también especial con la Vuelta. Hace cinco años, allí fue la última vez que corrí con el Euskaltel, justo antes de la desaparición del equipo. Era cerrar el círculo. Además, es un lujo poder dar la vuelta de honor a La Castellana con tu familia. Es una foto que voy a guardar con cariño.
¿Cómo se siente al dar el paso de cambiar de vida?
Realizado y orgulloso. Tengo muy buenas sensaciones de este último año de profesional. Creo que es un buen momento para poner el punto final a mi trayectoria. La decisión no la he tomado hasta el último momento, pero sí que estaba en mi cabeza. He tenido situaciones este año en las que la salud no me ha acompañado, pero me he recuperado y puedo decir que me marcho satisfecho con lo que he hecho. También he tenido dudas. Ganas de continuar, pero seguir por seguir no era una buena opción. De todas maneras, ciclista voy a ser siempre. Sin competir, eso sí.
En el Giro le tocó sufrir esos problemas.
Este año al Giro no tenía que haber ido. Fui porque el equipo estaba un poco corto de efectivos, pero no estaba bien y al final me tuve que retirar. Pero luego en la Clásica de Donostia hice un buen papel, en la Vuelta a Burgos he sido cuarto. En la Vuelta me he sentido bien. No he tenido un día para ganar, pero lo he dado todo. El último día, en Andorra, estuve muy cerca de los que han peleado por la victoria en la general. Es una buena manera de acabar.
Y ahora, ya exciclista, ¿cómo se siente?
Pues un poco raro. Aunque todavía no me ha dado ni tiempo de darme cuenta. En los últimos días he recibido un montón de llamadas y mensajes de amigos y de aficionados que me hacen recordar muchas cosas. Pero soy consciente de que todo esto va a pasar y rápido además. Creo que estoy preparado.
¿Le ha sorprendido algún mensaje?
Sí, muchos. De compañeros y también de gente anónima. Fue una sorpresa recibir un mensaje en vídeo de Geraint Thomas y otro de Bradley Wiggins. También que se te acerque alguien como Michał Kwiatkowski. Pero también de aficionados de gente que no conoces, pero que te manda mensajes muy bonitos.
¿Echará algo de menos?
Seguro que sí. Pero el ciclismo es cada vez más exigente y duro. Pasas más de 200 días fuera de casa. Eso mina. También correr como se corre en profesionales. Siempre revolucionado. Colgar la bicicleta lo veo también como una liberación. Sé lo que exige el ciclismo. Te tienes que entregar al cien por cien. Requiere mucho.
¿Qué ha significado el ciclismo para usted?
Para mí ha sido cumplir un sueño. Sin duda. Ha merecido muchísimo la pena. Todos me dicen ahora que me merecía una Vuelta, pero no pudo ser. El ciclismo te da y te quita. En 2011, prepare la Vuelta al detalle, para pelear por ganarla. Sin embargo, después no alcancé mi forma física óptima hasta la mitad de la carrera. Ya no tenía opciones en la general. Sin embargo, acabé tan bien esa Vuelta que pude ganar la etapa de Bilbao y eso no lo cambiaría por nada.
Si echa la mirada atrás, ¿esa victoria es lo primero que le viene a la mente?
Ganar con el equipo de casa aquí en Bilbao, una ciudad a la que tengo tanto cariño, pasando por mi pueblo, por El Vivero, con mi gente animando… Es la victoria de mi vida. Pero también guardo un recuerdo especial de mi victoria en la última Subida a Urkiola. En un momento delicado para el Euskaltel por lo que le había pasado a Mikel Astarloza, fue una inyección de oxígeno para todos.
¿Qué ha significado el Euskaltel en su carrera?
Es el equipo de mi vida. Me siento identificado con todo. Empecé en los equipos de base, después tuve la suerte de correr al lado de ciclistas que eran mis ídolos, como Laiseka, y después fui una de las referencias. Ser el líder del Euskaltel fue un privilegio.
¿Cómo vivió su final?
Fue increíble cómo se levantó el equipo de la mano de Miguel Madariaga. Desde casi cero, hasta lo que fue. El efecto que supuso en afición. Estuve nueve años. Hasta el final. En la última Vuelta, fuimos el mejor equipo. Dejamos el pabellón bien alto. Creo que fue algo irrepetible, único.
¿Cómo fue encontrarse fuera del Euskaltel, en otro equipo, con sus compañeros convertidos de golpe en rivales?
Yo, al principio, estaba desubicado. Era una sensación extraña. Tuve la suerte de que me llamara el Movistar y allí pude conocer otra manera de correr y de practicar este deporte. También gané en la Vuelta a Asturias, un triunfo especial que le dediqué a mi madre. De mi paso por el Movistar me queda el trabajo con Nairo Quintana en un Giro y el capote que le eché a Valverde en una Clásica de Donostia. Después, en el Dimension Data, he vivido un ciclismo totalmente distinto. Enriquecedor, con experiencias increíbles. Esta Vuelta, mi compañero de habitación ha sido un eritreo, con lo que significa de culturas totalmente distintas. He coincidido con un ruandés que vivió el genocidio en su país. Son ellos los que me han enseñado a mí. También fue increíble en la concentración de Ciudad del Cabo una acción solidaria del equipo que reparte bicicletas entre chavales, para que sus desplazamientos al colegio sean mejores. Ves cosas que se te ponen la piel de gallina.
¿Cómo ve el futuro del ciclismo vasco?
Está creciendo otra vez. Después de la época del Euskaltel se deshinchó bastante, pero se está consiguiendo que vuelva a tener tirón, como se demostró en el Oiz. El seguimiento que hay en Euskadi demuestra que se puede tener otro equipo vasco como el que tuvimos. Ya sea con el proyecto del Murias, con la Fundación Euskadi y los dos juntos. No lo sé. Pero ahora, como aficionado, a mí me apetece una referencia en Euskadi. Un equipo al que ir a animar, al que seguir. Porque la afición está ahí. Varios ciclistas me lo han dicho estos últimos días. El ganador en el monte Oiz, Michael Woods estaba sorprendido por la gente