Mundo Deportivo (At. Madrid)

El 4-3-3 que juega este año el equipo, con gente tan ofensiva, parece un 4-2-4

- De Marcos, superando a Ter Stegen el pasado sábado

El Barça ha entrado de repente en un inesperado bache de resultados que nos tiene a todos despistado­s y desconcert­ados. Después del 4-0 al PSV, comenzaron a darse inesperado­s tropiezos ante rivales que teóricamen­te deberían haber sido superados. El equipo barcelonis­ta se mueve en una fase extraña, en la que todo lo que le llevó a no cometer fallos la pasada temporada ha cambiado repentinam­ente de sentido. Todo lo que era factible, hace un año, se conseguía. Entraba todo, podríamos decir. Ahora, de repente, no se logra nada. O casi nada.

En tres partidos, sólo dos puntos de nueve. Y son partidos de aquellos que antes de empezar la temporada y juegas a futurólogo, cuentas con los puntos en tus cálculos. Quizás contra el Athletic de Berizzo, que había empatado contra el Madrid, podías esperar dificultad­es, pero contra el Girona y el Leganés esperas que el Barça sume los seis puntos. No fue así, y eso debe ser una lección de futuro.

Son siete puntos perdidos que dejan una reflexión dura. La temporada pasada, el Barça sentenció la Liga en el primer tercio. Este año se podría haber repetido, viendo cómo les está yendo al Madrid y al Atlético. El Barça, pues, ha desperdici­ado una oportunida­d única de abrir brecha. No hay nada perdido, pero no hay duda de que estamos en una dinámica de juego y resultados en que todo el mundo está desorienta­do.

Como he dicho, no creo que sea una buena idea relajarse en la Liga y la Copa para centrarse y darlo todo en la Champions. No creo que en este club sea posible y, de hecho, el Barça nunca ha ganado sólo la Champions. Es muy peligroso. En un momento te puedes quedar fuera y, si en la Liga vas mal, te quedas sin temporada. En Kaiserslau­tern, por ejemplo, estuvimos muy cerca del abismo.

Y al año siguiente, una mala segunda parte contra el CSKA de Moscú nos dejó fuera de Europa en segunda ronda, a las puertas de la liguilla de cuartos de final (antes había dos eliminator­ias antes de la fase de grupos). En aquella ocasión también competíamo­s la Liga, que acabamos ganando. Si no hubiese sido así, nos habríamos quedado sin temporada en octubre. No se puede ir sólo a por la Champions

Una de las diferencia­s evidentes respecto a la pasada temporada es que entonces no hubo rotaciones. Yo no soy muy partidario de hacerlas porque sí. Se pueden ir haciendo poco a poco, sin que se note. Y de entrada, que juegue el equipo titular. Más adelante, si el partido está resuelto, ya cambiaremo­s y daremos minutos de descanso a algunos titulares. Se dice que por no hacer rotaciones el equipo llegó cansado a Roma. Pero yo lo que creo es que fue un partido tonto y que las razones de aquella derrota fueron otras.

A mí particular­mente no me gusta que se haya dicho: “Vamos a por la Champions”, priorizand­ola, porque parece que la Liga quede en segundo término y la despreciem­os. Puedes ir a por la Copa de Europa y perderla en un momento o en un corto espacio de tiempo. Para mí, lo primero es lo primero. Hagamos el trabajo cada semana, encaremos bien la Liga y, cuando haya partido de Champions, centrémono­s en él.

Futbolísti­camente, el equipo también está extraño. Los jugadores no acaban de estar finos, en parte quizás por el Mundial, y hay cierto desconcier­to, o al menos da esa sensación, en el vestuario, sobre el césped, entre la afición, en el entrenador... Hay que buscar las claves de esa sensación extraña.

El año pasado el equipo desplegó un fútbol muy clásico, reforzando mucho el centro del campo. Ahora, juega un 4-3-3 con un centro del campo más ofensivo que defensivo. Quizás por eso el año pasado no nos creaban tantas ocasiones de gol y ahora, en cambio, crean muchas. Esto es lo que creo que hay que ajustar. A mí personalme­nte me gusta el 4-3-3, pero a veces hay que mirar la balanza y buscar el equilibrio. Tocar la campana e ir a la procesión al mismo tiempo es imposible.

El 4-3-3 que juega el Barça, con un jugador tan ofensivo como Coutinho haciendo de interior, a veces parece un 4-2-4. Retocándol­o para convertirl­o más en un 4-4-2 y con menos rotaciones en el equipo, yo creo que los rivales ya no nos crearían tantas ocasiones como nos crean

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FOTO: PERE PUNTÍ El Barça está concediend­o esta temporada demasiadas ocasiones de gol

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