De Pasadena a Londres
Hace un par de meses, el Barça estaba de gira en Estados Unidos. El primer partido era, precisamente, contra el Tottenham en el Rose Bowl de Pasadena. Ernesto Valverde habló, un poco de todo, en la previa pero llamó la atención lo que dijo de Malcom, el brasileño de 21 años que acababa de incorporarse al equipo. Ya saben, futbolista y Girondins lo tenían hecho con Monchi -la Roma incluso anunció su contratación- cuando, de repente, apareció
Abidal y le fichó por 41 millones.
Valverde, sinceramente, no dio la sensación de estar entusiasmado con el refuerzo. En aquella aparición, insistió en que “necesitamos gente que llegue por dentro para generar juego. Y si tiene llegada, mejor”.
Una definición que no se correspondía con las características de Malcom, a quien el míster valoró con estas palabras: “Es un jugador joven con proyección que el club piensa que nos puede ayudar. Si es titular o no, dependerá de su rendimiento. Hacía tiempo que se le seguía. Viene rodado de entrenamientos y es una posibilidad que le veamos jugar contra el Tottenham”.
Claramente desmarcado del fichaje del extremo internacional,Valverde no sacó a Malcom en el once titular que se medía al Tottenham, pero sí debutó en el segundo tiempo con toda la chiquillería del filial. El encuentro acabó con empate (2-2) y fue justamente Malcom quien, en la tanda de penalties, decidió el ganador en favor del Barcelona. Desde entonces, con una lesión que da cierta coartada, el brasileño ha contado poco, poquísimo: 6 minutos contra el Valladolid en aquel patatal y 19 contra el Leganés en esperpento de Butarque. Datos que, a bote pronto, confirmarían que Valverde sigue pensando que Malcom no es su apuesta sino la del club. Tan evidente es la cosa, que el chico no ha viajado a Londres. Se ha quedado en casa con Aleñá y Samper, también descartados, y los lesionados Umtiti y Sergi Roberto. Conocida la frustrante relación de expedicionarios, Malcom Filipe Silva de Oliveira utilizó sus redes sociales para encomendarse a Dios: “Aunque pase por el valle de la sombra de la muerte, no temeré mal alguno porque tú estarás conmigo”. Un mensaje casi desesperado que, más allá del dramatismo de los Salmos 23:4, da mucho que pensar. Lo primero que Malcom, en efecto, es un fichaje de club; no del entrenador. Y no juega.
Tampoco juegan Aleñá ni Juan Miranda, la otra gran apuesta de la dirección técnica. Cuando se marchó Digne al Everton se decidió que no se ficharía otro lateral zurdo porque en el filial había dos chicos con proyección: Cucurella y Miranda. Casualmente, en ese partido contra el Tottenham de hace dos meses, Valverde decidió que el andaluz saliera de titular y el catalán, como Malcom, lo hiciera en el segundo tiempo. Hoy Cucurella está cedido al Eibar y Miranda no ha disputado ni un minuto con el primer equipo. Entrena arriba pero juega con el filial. Cuando el míster dio descanso a Jordi Alba, contra el Leganés, apareció Vermaelen, un central, en el lateral izquierdo.
Total, con octubre recién empezado y desde el Tottenham en Pasadena al Tottenham en Londres, la impresión es que Valverde confía poco, muy poco o nada (según quien lo valore) en las apuestas del club. Veremos cómo se desarrolla la temporada. Es la única manera de confirmar si los despachos y el banquillo marchan en direcciones opuestas. Hay tiempo,desde luego, para caminar juntos pero, de momento, extraña que sea tan evidente que no están coincidiendo en las elecciones