Alberto Moreno, Gayà y Bernat, opciones ‘locales’
Más allá de Ferland Mendy, el Barcelona tiene en cartera a otros futbolistas. En primer lugar, tres jugadores españoles que conocen bien la Liga y que atesoran experiencia en grandes equipos. Como por ejemplo Alberto Moreno, del Liverpool y de 26 años.
El lateral andaluz, internacional español, es considerado una oportunidad de mercado como segundo de Jordi Alba. El ex del Sevilla, que lleva cinco temporadas en Anfield, acaba contrato el próximo 30 de junio y su situación podría facilitar su llegada ya este mismo enero. Además, su protagonismo en el conjunto ‘red’ ha ido disminuyendo y esta temporada no está entrando en los planes de Jürgen Klopp. Es por eso que en Can Barça esperarían poder sacarlo a buen precio ya que parece la última oportunidad para que el Liverpool pueda rascar algo de dinero por el sevillano.
Otra opción es José Luis Gayà, del Valencia. Tiene 23 años y como Mendy es de la generación del 1995. El defensor ché está consolidado y se ha ganado una plaza en la selección española de Luis Enrique, pasando por delante incluso de Jordi Alba. Eso sí, los ejecutivos del Barcelona son conscientes que a día de hoy es muy complicado sacarle del Valencia, otro club que también es vendedor, y que la operación debería fraguarse en verano.
Otro nombre que tienen sobre la mesa, aunque el más complicado, es Juan Bernat, a quien ya consideraron este verano cuando estaba en el Bayern Múnich. Finalmente, el Barça descartó incorporar un lateral y el valenciano firmó con el PSG a cambio de 14 millones. Bernat, de 25 años, tiene contrato hasta 2021 y está ganando peso en el conjunto de Tuchel a medida que van pasando los partidos. De hecho, el Barcelona lo siguió también ante el OL, pero son conscientes de qué supone negociar con el PSG. La esperanza y el ejemplo que ponen en Can Barça, es el caso de Yuri Berchiche. El presidente Al-Khelaïfi lo dejó marchar esta temporada cuando solo llevaba un año en el París. Eso sí, el Athletic pagó 24 millones y el PSG sacó un benefició de 7 ‘kilos’ de un jugador que no era intocable ni tenía el peso que está adquiriendo hoy Bernat LA ACTITUD DE ARTHUR HA SIDO ejemplar. Ha esperado su momento y el Barça celebra hoy que desde su puesta de largo en Wembley la imagen del equipo ha mejorado y se ha recobrado la esperanza por el buen juego. Los veteranos bendicen su presencia. El ex del Gremio junta por fin a un equipo que era propenso a alargarse y evita el peligroso intercambio de golpes que divide y convierte al equipo en vulnerable. Con el brasileño se juntan las líneas, el Barça vuelve a gobernar el juego y a defender con balón. Mestalla fue una versión reducida de Wembley con dos equipos fatigados, cierto, pero el diagnóstico ha de tener en cuenta el sobresfuerzo ante el Tottenham y por supuesto el del Valencia en Old Trafford. Con Arthur, Busi se ahorra kilómetros, Messi descansa y todos se benefician de su capacidad para retener la pelota cuando el rival aprieta asegurando el pase. Llegó en pretemporada con algún kilo de más y Valverde le puso a punto.
ARTURO VIDAL ES OTRA TIPOLOGÍA de jugador. Entiende que ha venido al Barça a jugar mucho y especialmente los partidos ‘top’. Llegó para ocupar el puesto de Paulinho y avalado por las ‘vacas sagradas’. Le acredita un currículum labrado en la Juve y en el Bayern, pero no es fácil entrar en este Barça y en su caso más porque delante tiene a un sensacional Rakitic. De momento ha dado más juego en las redes sociales que en el campo. Teatralizó su enfado cuando se le cambió por Messi ante el Athletic, una imagen explícita el día en que sus hijos se hicieron la foto con el equipo. Ante el Tottenham entró en el 87 tras una exhibición culé, pero aún tuvo tiempo para ver la amarilla y publicar después un emoticono furioso que destiló un punto de egoísmo. Y en Mestalla calentó con los suplentes sin llegar a salir y respondió con una frase horripilante que fue borrada no sin antes recibir algunos ‘likes’. Arthur es una alegría y Arturo un suplicio. Siempre es mejor un veterano que se muera por jugar que uno pasota, pero sin pasarse