La Copa de nunca acabar
Sistemáticamente ocurre todos los años por estas fechas. Justo cuando se disputan los dieciseisavos de final. Hasta que los clubes de Primera no entran en escena, la Copa del Rey pasa absolutamente inadvertida. Tres rondas a partido único casi en el limbo hasta que aparecen en escena los ‘poderosos’ y entonces la opinión generalizada vuelve a incidir en que este modelo es un bodrio.
Los clubes de Tercera y Segunda B que llegan a esta cuarta eliminatoria sueñan con enfrentarse a los grandes para hacer caja con el primer encuentro en casa. Todos saben que a ida y vuelta la posibilidad de sorpresa deportiva se reduce a la mínima expresión.
¿Por qué continúa la Copa con este modelo si a nadie le gusta? Sencillamente porque los clubes grandes desterraron en su momento las eliminatorias a un partido para evitar ridículos precedentes y así está estipulado en el convenio con la RFEF que concluye en junio.
Javier Tebas proclama que le gustaría una final four en una misma sede y hasta entonces partidos únicos, también Luis Rubiales apuesta por rectificar el sistema actual… Podríamos estar entonces ante la última Copa soporífera e insípida y, si por una vez se ponen de acuerdo, vivir en nuestras carnes las emociones que esta competición genera en otros países donde los k.o están a la orden del día