Mundo Deportivo (At. Madrid)

La lucha de Lorenzo por un final de ensueño con Ducati

Quiere superar su lesión para despedirse a lo grande en Cheste

- Fabio Marchi

Muchos son los aficionado­s que pueden pensar que Jorge Lorenzo debía haber esperado para subirse de nuevo a su Desmosedic­i tras su lesión en la muñeca izquierda. Pero el piloto va mucho más allá debido a su carácter ganador. El motivo no era sorprender en Sepang. Ya avisó el jueves que no tendría nada que hacer. Sólo quería acumular kilómetros antes de su gran objetivo: despedirse a lo grande de Ducati, con un triunfo en Cheste, en el último Gran Premio del año el próximo 18 de noviembre.

El mallorquín fue operado el pasado 23 de octubre debido a los fuertes dolores que tenía en la zona afectada tras su fuerte caída de Tailandia. Tras unas pruebas que indicaban que no había una mejora, decidió pasar por el quirófano. Y desde ese momento, su único pensamient­o fue volver a subirse a su moto para estar lo más preparado posible para tratar de lograr un triunfo épico en Valencia. Por ello, en lugar de las tres semanas que debía llevar el yeso en su mano, tras una semana y un día se lo quitó, dispuesto a arriesgar para volver a recuperar las grandes sensacione­s que había exhibido desde su primer triunfo de ‘rojo’ en Mugello, en la sexta cita del año, hasta su caída de Aragón.

Ahí empezaba su mal trago con las lesiones, que se agravaba yéndose al suelo de forma violenta en los libres de Chang. Pero su mala suerte había empezado algo antes. Después de la suspensión del GP de Gran Bretaña, el balear no ha podido volver a puntuar. En San Marino salía desde la pole y a dos vueltas para el final, tras haber sido superado por Dovizioso, se cayó, iniciando así un tramo final del Mundial para olvidar para el mallorquín, con las posteriore­s lesiones sufridas en la salida de un GP de Aragón y en Tailandia.

De esta manera, Jorge vio como pasaba del cielo al ‘infierno’ en un instante, viendo como la suerte le daba completame­nte la espalda. Pero el ‘espartano’ no se rinde y sigue pensando en una despedida especial con Ducati que serviría para poner el broche de oro a una etapa complicada en la que su clase ha acabado callando las críticas que recibía por no ser competitiv­o en su primer año con los italianos.

Tras mucho trabajo, logró junto a su equipo crear una moto que ya no es tan solo apta para pilotos agresivos como Stoner o en la que no solo puede ser rápido Dovi. Lo demostró Bautista en Australia, debutando con una cuarta plaza con dicha máquina. “Ojo con las Ducati”, decía Marc al apuntar que ahora, sea el piloto que sea, puede ser veloz con una moto de Borgo Panigale. Y el gran culpable de ello es piloto balear, clave para convertir una moto nerviosa en dócil gracias a su estudio y desarrollo.

Ahí residen sus ganas de despedirse a lo grande. Ayer sufrió mucho dolor y en Cheste volverá a apretar pese a que los precavidos le digan que no arriesgue. Tras el GP de Valencia, probará en el test su nueva Honda y deberá estar al máximo para impresiona­r a su nuevo equipo. Pero Jorge no se conformará con poco en la última carrera. Arriesgó en Sepang con la vista puesta en ella. Allí irá a por todas

El balear se quitó la escayola dos semanas antes de lo debido para probarse en pista

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