¡Europa!
Mañana sábado cuando los grandes focos del Camp Nou se apaguen tras el partido de Liga contra el Real Valladolid, las gradas y los accesos ya estén limpios de nuevo y el césped reparado, el FC Barcelona estará ya pensando en su regreso a Europa.
La Champions vuelve el próximo martes con un difícil partido en Lyon contra el Olympique. La ida de los octavos de final será complicada, pero en principio el Barcelona debería pasar este primer escollo en su camino hacia la final.
A nadie se le escapa que la Champions no es una competición que premie al más regular. Aquí se premia a veces, al que más suerte tiene. El error arbitral, que tanto benefició al Real Madrid en pasadas ediciones quedará supeditado al VAR. Una buena noticia.
No hay duda sobre el interés de los aficionados. Consideran que la Champions es la reina de las competiciones. Ganarla, abre además la posibilidad de jugar la Supercopa de Europa y la final del Mundial de Clubs. Con un poco de suerte te conviertes en campeón de Europa, super campeón de Europa y en el mejor club del mundo, lo que además representa páginas de gloria y un chorro de millones de euros.
Decir que al Barça le han faltado Champions en la etapa de Leo Messi -con el argentino se han ganado cuatro orejudas- es hacer caso omiso a las dificultades que encierra esta competición donde un rebote, una mala decisión arbitral o un simple fallo te puede dejar apeado.
No hay espacio para el error en Europa, y lo que sí que parece claro es que el Barça llega a la súper competición con ilusión, ideas claras, y un buen equipo titular. Ter Stegen; Semedo, Piqué, Umtiti, Alba; Rakitic, Busquets, Arthur; Messi, Suárez y Dembélé. Un gran equipo, pero… con una defensa que siempre parece débil para aspirar al campeonato europeo, o que al menos, siempre está bajo el punto de mira.
El Barça siempre parece haber pecado de defensas débiles, desde la célebre y legendaria defensa de los Sadurní, Rifé, Torres, Costas, De la Cruz, hasta la actual, el Barça siempre ha creído que su defensa era débil. Andoni Zubizarreta decía que el libreto del Barça era jugar al ataque y jugar bien. Eso no posibilita crear grandes defensas, bloques inmóviles con cuatro torres que apenas sepan jugar el balón. El Barça exige a sus defensas y a su ¡portero!, que jueguen al fútbol y que sepan que el balón tiene que rodar por el suelo.
Johan Cruyff revolucionó el Barça y exigía a Bakero el máximo control del juego. La grada se desesperaba cuando el gran capitán, grande entre los grandes, hacía un pase hacia atrás para reiniciar los ataques. Ahora, cuando un mediocampista pasa el balón a la defensa para volver a empezar una jugada, el Camp Nou aplaude…
El Barça es ataque y en la Champions no puede renunciar a esa estrategia. Pero es cierto que en Europa una defensa floja deja al equipo muy vulnerable y sin posibilidades de llegar a las semifinales o a la final. ¿Recuerdan la revolucionaria defensa a tres de Guardiola?
Guardiola le quiso jugar al Barça en 2015 en el Camp Nou con tres defensas. A los 12 minutos el tridente Messi-Suárez-Neymar podía haber destrozado al Bayern, lo que obligó a Pep a reforzar su portería con un cuarto defensor. Al final, los destellos de Ney y Messi destrozaron la defensa alemana con un gol para el recuerdo. Un pase en profundidad de Rakitic al ‘10’, un recorte de Leo que hizo caer a Jérôme Boateng roto al césped y una vaselina por encima de Manuel Neuer… Ninguna defensa del mundo hubiera frenado aquel Barça.
Suerte al Barça en Europa y suerte a sus defensores, en ellos está el 50% de la responsabilidad. El otro 50% recae en las botas del mejor jugador de todos los tiempos