Lo mejor del ‘baile’ de Jordan
El último baile no es un publirreportaje, es un documental periodístico sobre Michael Jordan y los Bulls, que unidos al técnico Phil Jackson decidieron ganar el sexto y último anillo del mítico equipo de Chicago. Es el último baile y uno de esos documentales capaces de transmitir puntos de realidad interesantes y vibrantes relacionados con el mundo del deporte. La costumbre en este terreno casi siempre era ver como se hinchaban las figuras de los dioses de las canchas en minutos de propaganda ególatra constante. Lo importante era rodar los abdominales, los elogios o la cara más amable de los deportistas. Esa no es la música del último baile.
EN EL DOCUMENTAL DE JORDAN queda claro a las primeras su enfrentamiento con el manager general. No hay paños menores ni mayores. La figura de Jordan sale bien, pero no es acompañada de vaporosos elogios o pomposos relatos de adoración. Jordan aparece a lo largo de la serie sentado en un sillón con los ojos rojos, un vaso de whisky en la mesita y un gran puro en el cenicero. Kukoc es prácticamente maltratado y en cambio la figura del entrenador resulta clave en la cohesión de un grupo de jugadores tan excelentes como especiales.
LO QUE MÁS DESTACA es el carácter ganador de Michael Jordan. Eso queda claro. No hace falta que nadie lo diga. Aparece como lo que es. Busca retos permanentes para ganar. Su relación con Rodman es muy interesante y real, como con Pippen. Se explica lo que le interesa a la gente, no lo que interesa a Jordan. Hay un momento delicioso en el que se comenta que varios periodistas dijeron que los Bulls no llegarían a los tres partidos, ni a los cuatro ni a los cinco en un play off. Y ganan. Y Jordan se acerca a los tres periodistas y les dice a cada uno: “si, tres; si cuatro; sí cinco”. Y eso lo explica uno de los propios periodistas (el que apostó que caerían en el quinto). Todos de frente en un documental poco jabonoso, bastante real y enfocado para que la gloria se la lleve quien lo vea
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