Jack Haley, el olvidado
o se trata del nombre de ningún cometa, sino el de un fornido pívot californiano, hijo de familia acomodada, formado en la legendaria universidad de UCLA, que aterrizó mediada la temporada 87-88 en la Liga ACB reclutado por el Grupo IFA, la resultante publicitaria del Espanyol adquirida por la agencia Unipublic. A pesar de sus aceptables estadísticas (18 puntos y 9 rebotes en 21 partidos), de su paso por el Palacio de los Deportes de la calle Lleida es, sobre todo, recordado más por la admiración que despertaba entre los aficionados pericos la belleza de su novia, que por su juego.
Después de esta primera experiencia europea, Haley inició todo un periplo de jornalero por diversas franquicias de la NBA, empezando por Chicago, que tenía sus derechos al elegirlo en 2ª ronda del draft, New Jersey, Lakers y Sant Antonio. En los Spurs coincidió con el extravagante Denis Rodman, con el que llegó a establecer una estrecha relación. Tal era el ascendente de Jack con el “gusano”, que cuando éste fue requerido para adueñarse de los rebotes de los Bulls, exigió ir acompañado de su amigo.
Haley se convirtió en la niñera de Rodman y participó en la conquista del cuarto y quinto anillo para el equipo de Michael Jordan, que lo acogió de buen grado por el buen rollo que generaba en el equipo. Pero su aportación en la cancha fue muy escasa, siendo más reconocido por sus ánimos desde el banquillo agitando la toalla
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