Tyson, el boxeador más temido
Rey del ring, su vida ha estado marcada por los escándalos
Ocurre a veces, cuando una estrella del deporte tiene que dejar su profesión y levantarse cada día sin saber cómo ocupar las horas. Los hay que se habitúan rápido a la nueva vida, los hay que les cuesta más y los hay que no acaban nunca de encontrar su sitio. Es el caso de Mike Tyson, por más que de un tiempo a esta parte parezca otro. Él mismo lo explicó de forma muy clara: “Sé lo que es el arte de la lucha, el arte de la guerra. Por eso me temían cuando estaba en el ring. Era un aniquilador. Nací para eso y esos días se fueron. Estoy vacío, no soy nada”. Tras pronunciar estas palabras rompió a llorar, “porque ya no soy esa persona y la extraño”, y se mostró a la vez temeroso que de que aflorara a la luz su verdadero yo, “si sal, saldrá el infierno con él”.
Una representación dramática que resumía en cierta forma su vida, marcada por altibajos desde el día que nació en el Hospital Cumberland de Brooklyn (Estados Unidos) el 30 de junio de 1966. En la partida de nacimiento figuraba que su padre biológico era Percel Tyson, pero nunca lo conoció. Su madre, Lorna Mae Smith, tuvo que hacer milagrosparatiraradelanteconsus tres hijos. Pero los milagros no existen. Fueron varias veces desahuciados, Mike dejó la escuela porque se reían y metían con él y fue pasto fácil de las calles. Fue detenido por primera vez a los 10 años y a los 13 ya había sido arrestado 38 veces.
Su destino parecía escrito, hasta que en un centro penitenciario conoció a el ex boxeador profesional Bobby Stewart. Ese día Mike empezó a escribir una brillante historia en el mundo del boxeo. Se convirtió en el campeón del peso pesado más joven de la historia a los 20 años y cuatro meses al derribar a Trevor Berbick en menos de dos asaltos en 1986. Llegó a ser doble campeón de
los pesos pesados. Su ferocidad era temida en el ring. ‘Sky Sports’ lo definió como el boxeador más temido y feroz. De sobras es conocido su mordisco a Holyfield en 1997. Tras la pelea dijo que fueron las drogas las que lo provocaron, en un nuevo escándalo que sumar a los diez años de cárcel por violar a la modelo Desiree Washington de 18 años o a la acusación de maltrato de su primera mujer en 1988. En mayo de 2009 su hija de cuatro años fallecía de forma accidental y en 2013 confesaba haber estado “al borde de la muerte” a causa de las drogas y el alcoholismo. Por aquel entonces ya hacía ocho años que se había retirado, con un récord de 50 victorias.
Pese a todo, Tyson supo cambiar de nuevo el guion de su existencia que apuntaba a tragedia y dio un nuevo rumbo a su vida, siempre estando al lado de las personas más necesitadas y habiéndose recuperado de una bancarrota pese a ganar más de 300 millones de dólares en su carrera. Ahora, a sus 53 años, anuncia un posible regreso para ayudar a las personas que como él han caído en las garras del alcohol y las drogas, para ayudar también a los indigentes. Nadie como Tyson para demostrar de que por más golpes que te dé la vida, por más veces que beses la lona y te odies más que nadie, siempre puedes levantarte y seguir peleando
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