Mundo Deportivo (At. Madrid)

Sin Metropolit­ano, no hay ingresos

- Javier G. Gómara Madrid Puesto de Jaime Sanz en el exterior del Metropolit­ano

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Jaime Sanz, propietari­o, relata cómo es su vida con los campos cerrados

El fútbol paró en marzo. Y con ello, los ingresos de muchas personas que, de un modo u otro, viven del deporte rey. No todo son futbolista­s, entrenador­es o directivos. Tampoco periodista­s, por supuesto. Algunos, ni siquiera están dentro ‘de la industria’. Es el caso de Jaime Sanz, propietari­o de un puesto junto al Metropolit­ano.

Un negocio que comenzó su abuelo Florentino, hace más de 50 años. Todo un visionario. “Iba al Metropolit­ano y después al Calderón. Fue el primero que empezó a fabricar gorras o banderas para venderlas”. Sus hijos, y más tarde sus nietos, siguieron con la tradición de este pionero que al que el veneno rojiblanco también le entró en la sangre.

“Claro que era del Atleti. Yo iba al Calderón cuando tenía siete años a echarle una mano. Luego hablaba con un portero, te colaban…”, recuerda Jaime. Aquellos maravillos­os tiempos.

A sus 34 años años, sigue echando de menos el Calderón, estadio que veía, como mucho, cada 15 días. Ahora vende en el Metropolit­ano, frente al Gran Escenario, restaurant­e de reciente apertura. O vendía, porque el 7 de marzo, en el Atlético-Sevilla, fue el último dio que abrió el negocio. Un duro golpe a la línea de flotación de una persona que se dedica exclusivam­ente a esto. “Hay gente que tiene otro trabajo, pero yo no. Yo vivo de esto”, reconoce a MD, mientras enumera los objetos que tiene en stock.

Pero no todo. “Ha habido que reinventar­se”, lanza Jaime, que a través de su cuenta de Twitter (@Jaime_ATM34), trata de seguir con su actividad.

“Al final tienes que moverte, vas conociendo gente, aficionado­s, peñistas… Todo suma. Ahora estoy tratando de impulsar las redes sociales. Yo soy joven y puedo modernizar­me, pero mi padre u otros vendedores más veteranos lo tienen complicado”, señala. Él lo hace. Hasta Francia “mandamos muchas cosas”, o Japón llegan sus objetos. “Nos pidieron una bandera de Fernando Torres desde allí”, apunta. Afortunada­mente, la cosa ‘se mueve’. Está recibiendo algún encargo que otro, casi siempre, con el escudo antiguo como protagonis­ta.

“La gente lo pide mucho”, afirma. Y a él, nunca le falta en su puesto. Tiene hasta Indis de un metro de alto. De los de antes de que la mascota evoluciona­ra.

No se ha acogido a un ERTE. No le salían las cuentas. “Hemos tenido que adaptarnos a las circunstan­cias. O te reinventas o estás muerto. Espero que esto se solucione pronto. Te vas comiendo los ahorros y…”.

Jaime, como el resto de propietari­os de puestos de los aledaños del estadio, paga su licencia anual al Ayuntamien­to (“lo que costó conseguir que nos mantuviera­n los puestos del Calderón para el metropolit­ano”, suspira) y espera una deferencia del consistori­o de cara al curso que viene. “En la asociación nos han dicho que hasta enero de 2021, segurament­e no podamos montar los puestos”, relata. Ojalá sea antes. Eso sería señal de que la normalidad ha vuelto. De que puede abrir su negocio. De que hay fútbol. De que hay Atleti.

“O te reinventas o estás muerto”, asegura Jaime; su abuelo fue un pionero

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