El beneficiado, siempre el grande
una semana para que la Liga vuelva con el segundo pistoletazo de salida, se ultiman los preparativos: horarios, jugadores, medidas sanitarias y nuevas reglas deportivas para una situación excepcional, pues todos los equipos jugarán 11 partidos en menos de 40 días. Me ha llamado la atención cierta polémica levantada por unas declaraciones de Quique Setién. Argumenta que los cinco cambios no benefician al Barça porque en los segundos tiempos, cuando los rivales están sufriendo un desgaste importante, pueden refrescar a medio equipo y seguir resistiendo. Sergio González y José Bordalás ya han dicho que no están de acuerdo porque saben perfectamente que los jugadores que completan las plantillas no tienen el mismo nivel competitivo que los titulares. Están convencidos de que a quiénes perjudicarán realmente la media de los cinco cambios será a los equipos más ‘pequeños’.
Sinceramente, soy más de los que razonan como el segundo grupo. Los equipos grandes cuentan, por norma general, con plantillas más amplias y, en su defecto, con filiales más fuertes para completar un banquillo con garantías, mientras que los conjuntos teóricamente más débiles deben ‘apañárselas’ con lo que tienen, sin tantos recursos para rotar garantizando un cierto nivel.
Como tantas medidas, esta nueva norma puede provocar desigualdad favoreciendo, como casi siempre, a los equipos grandes en los exámenes finales. Serán más notorios que nunca los dos primeros partidos de cada equipo. Definirán su dinámica hasta el final de julio.