El carro de la Cibeles

añana, con el árbitro y el VAR preparados para ayudarle (por si acaso), el ReVar Madrid se proclamará campeón de los 11 últimos partidos de Liga, ya que en los 27 primeros, a pesar de las no pocas ayudas arbitrales que recibió por activa y por pasiva, acabó segundo, tras perder o empatar en 11 encuentros.

Con ese final el fútbol español vuelve a los tiempos más oscuros de su historia, cuando en los años 70 y 80 José Plaza llevaba las riendas del rebaño arbitral y le regalaba Ligas sin disimulo. Eran los tiempos del postfranquismo en los que la podredumbre arbitral se escondía en el eufemismo “errores humanos” para justificar lo injustificable.

Ahora, con la ayuda de la tecnología, ha rebrotado el nacional madridismo cual plaga bíblica. Había ganado solo dos en el último decenio y necesitaba para ganarla que los árbitros prostituyeran el VAR, a base de revisar lo que podía beneficiarle y obviar lo que podía perjudicarle. De otra manera era imposible.

De acuerdo con que el Barça no ha jugado bien en este final de Liga. Pero no peor que el Real, ya que si, por ejemplo, en Valladolid acabó el partido a merced del rival, en Granada le ocurrió otro tanto al ReVar. Que en los primeros 27 partidos empatara 8 y perdiera 3, no se corresponde por lógica con las 9 (que serán 11) victorias seguidas finales. La mano de los árbitros ha convertido la supuesta mejor Liga en la más manipulada del mundo, por lo que el carro de la Cibeles llevará mañana (aparte coronavirus a granel) una carga de inmundicia pestilente en que han convertido la Liga 2019/20. Que la disfruten

H