Mundo Deportivo (At. Madrid)

KO tras 30 partidos

- Joan Poquí Barcelona Piqué y Messi se secan la cara después de la pausa de hidratació­n del primer tiempo

Triste despedida de la Liga en el Camp Nou, con un Barça anímica, física y futbolísti­camente fundido que perdió ante un Osasuna que acabó con diez en la peor noche de la temporada azulgrana en casa. Un golazo de Messi de falta directa no sirvió para nada en un partido que fue un fiel reflejo del post-confinamie­nto: el Barça ha ido a menos, a muchos menos, mientras el Madrid acumulaba victorias, no sin una buena dosis de ayudas arbitrales. El regreso de De Jong al equipo fue, tal vez, la mejor nota en una noche que deja muy malas sensacione­s para la Champions. Por Osasuna marcaron Arnáiz en la primera parte, reflejando en el marcador la superiorid­ad rojilla, y Roberto Torres en el tramo final, cuando el Barça intentaba remontar ante diez.

A un cuarto de hora del final, más o menos, mientras el Barça agonizaba en busca de la remontada, el Madrid ponía la puntilla con el ‘show’ habitual: un piscinazo de Sergio Ramos fue transforma­do en penalti por Hernández Hernández sin siquiera revisar el VAR. Ramos probó el penalti indirecto para Benzema, que marcó pero después de haber entrado en el área de forma antirregla­mentaria. Pese a que el Madrid era el infractor, se repitió el penalti y marcó, esta vez sí, Benzema: la ayudita de rigor, para redondear el desaguisad­o azulgrana. Dos constantes de las últimas semanas.

De la ilusión a la depresión

El once del Barça presentó sorpresas. Con Riqui Puig y Ansu Fati de entrada, Setién parecía apostar por una idea valiente. Luis Suárez entró en las rotaciones en beneficio de Braithwait­e, a quien en una primera parte muy floja sólo se le anotó un chut y en la segunda marcó un gol anulado por fuera de juego. El técnico volvió al 4-3-3. No salió bien. De la ilusión inicial, se pasó a un ‘chof’ anímico global.

Pudo ser un ensayo de cara a la Champions, con Arturo Vidal y Sergio Busquets sancionado­s contra el Nápoles. Pero Rakitic como medio centro estuvo plano, Sergi Roberto como interior derecho no dio profundida­d y Riqui anduvo especialme­nte fallón, igual que Messi cuando bajó a ayudar a la media. Un Barça impreciso sólo mostró las uñas antes del descanso en dos faltas lanzadas por Leo, una al palo, y una diagonal del argentino que acabó en chut relativame­nte peligroso.

Y el conjunto navarro supo poner de su parte para divertirse. Recurrió a la fórmula de los tres centrales, como el Leganés o el Espanyol, un conglomera­do defensivo que habitualme­nte se ha atragantad­o al Barça, de forma muy especial en la Liga post-confinamie­nto. Supo aprovechar ese embotellam­iento barcelonis­ta y sacó petróleo de las imprecisio­nes del centro del campo, especialme­nte de Messi y Riqui. Tras un primer aviso de Arnáiz en un chut lejano producto de una pérdida de Leo, Osasuna se avanzó en una de las cabalgadas de Estupiñán, habilitado por un gran pase de Adrián. El centro de Estupiñán fue rematado implacable­mente por Arnáiz en medio de la desidia defensiva.

Una segunda acción de Osasuna, un chut de Moncayola que salió fuera, pudo dejar al Barça en la UVI, pero un marcador tan ajustado como

Desde el 3-4 del Betis el 11 de noviembre de 2018, que el Barça no perdía en casa. Hacía 30 encuentros

el 0-1 permitió soñar con una reacción tras el descanso.

Un chut de Messi tras un cambio de ritmo que rechazó el meta Herrera fue la primera ocasión real del Barça. Messi, incluso lejos del mejor nivel, fue el principal argumento ofensivo del conjunto de Setién. Y, después de tres intentos, el cuarto lanzamient­o de falta fue a gol. Por la escuadra, en una falta cometida por Raúl Navas sobre Suárez. Un golazo. Messi dejó su sello con una rosca marca de la casa.

Y otro golazo, de Suárez de chilena a centro de Leo, pudo completar la remontada, pero el uruguayo estaba en fuera de juego. El Barça, anímicamen­te ya de luto, atacó con pocas ideas para salvar el partido mientras el Madrid sufría contra el Villarreal. Courtois evitaba el empate: el colmo habría sido que el Madrid pinchase y el Barça perdiese. Por suerte, lo primero no se dio, porque Roberto Torres acabó apuntillan­do al Barça en una contra

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FOTO: PERE PUNTÍ Un Barça sin capacidad de reacción

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