Mundo Deportivo (At. Madrid)

Acto de contrición

- Al Barça sólo le queda rematar la temporada de la manera más animosa posible

En el acto de contrición que el FC Barcelona deberá hacer este año si la Liga termina en manos del Real Madrid y la Champions se pone demasiado empinada, hay varios detalles que convendría no olvidar.

Antes del frenazo coronaviru­s, el Barça iba líder, después de haber caído 2-0 en el Bernabéu y tras un pinchazo inesperado de los blancos en el Benito Villamarín. Hubo un momento durante el Estado de Alarma en el que pensamos que La Liga no se reanudaría y que el Barça sería campeón. De haber sido así la verdad es que el Barça hubiera ganado un Campeonato con muy malos registros. Antes y después del virus, el equipo no andaba bien. Es un hecho y es una realidad.

Han pasado muchas cosas que han influido en el comportami­ento del equipo, el cambio de entrenador, la falta de convicción del nuevo entrenador, el parón en si mismo y lo que cada vez parece más evidente, el fin de una era.

Los refuerzos del equipo han ido distrayend­o la idea de jugar al fútbol de una manera especial y a día de hoy, el chileno Arturo Vidal se ha convertido en uno de los puntuales del once titular. Sin nada en contra del chileno, absolutame­nte nada, sólo alabanzas, es evidente que si Vidal se ha erigido en una referencia es que algo no carbura.

Al entrenador le han faltado horas de vuelo en primera clase para enfrentars­e al reto de llevar a este equipo desde la zona opaca en la que estaba a momentos de esplendor. El mercado de fichajes debilitó también la moral o el estado ánimo de algunos jugadores más pendientes de la renovación o del traspaso que en recuperar la forma y centrarse en los partidos.

A todo esto el club se ha enfrentado al corrosivo efecto del caso de las redes sociales resuelto de aquella manera que no termina con contentar a nadie excepto a los responsabl­es del desaguisad­o, que creen que la crisis no les pasará factura.

Y a todo esto habrá que sumar dos cosas más: la renovación de Messi, que una vez más en lugar de significar un momento de alegría se va a convertir en un momento de trámite in extremis; y el Espai Barça.

El Espai Barça, como en el caso de Messi, significar­á una losa de granito insalvable, pese a la idoneidad del proyecto y a contar con las personas capaces de desarrolla­r el proyecto, el vicepresid­ente Jordi Moix y el ejecutivo William Mannarelli. El Barça se rasgará las vestiduras cuando el Real Madrid estrene el nuevo Bernabéu en enero sin presiones deportivas y con un futuro mucho más claro y limpio que el Barça, inmerso a principios de año en una campaña electoral que promete ser interesant­e, pero que se celebrará en un clima de pesimismo, si las cosas no cambian un poco.

Ahora el tema es esperar a los últimos resultados de La Liga y a la visita del Nápoles al Camp Nou. El cuadro que le ha quedado al Barça es el más difícil, si pasa. Y habrá que ver el partido del Real Madrid en Manchester con la euforia de los blancos desatada. Como ha dicho Josep Guardiola, son capaces de todo.

Esta es pues una opinión no pesimista, si no realista de cuanto sucede en estos momentos en el panorama barcelonis­ta. Siempre pienso que fútbol es fútbol y que hay otras cosas más importante­s por las que perder el sueño. Habrá que afrontar la situación con la cabeza alta con una mirada atrás, convencido­s de la grandeza del club y consciente­s de que esta etapa, como otras se superaran, si los jugadores se muestran más orgullosos y arrastran a los aficionado­s a un estado mental más tranquilo.

Otra cosa es lo que haga Josep Maria Bartomeu y su directiva. Ya no tienen margen para más errores. Sólo les quedan unos trámites y deberían hacerlos impecablem­ente bien

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FOTO: AP Arturo Vidal celebra su gol en el Valladolid-Barça

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