Bienvenida autocrítica

uando pocos minutos después de perder la Liga ante el Madrid del VAR y del 1-0 Messi decidió tirar de una descarnada autocrítica, buena parte de los analistas pusieron el foco en un detalle: que todo fue muy malo desde enero para acá. Y en enero fue despedido Valverde y llegó Setién junto a su intenso ayudante. Quedó la sensación de que el capitán, el crack, el héroe, la leyenda, apuntaba al modesto ex entrenador de Lugo, Las Palmas y Betis. Y no iban por ahí todos los tiros.

Con Setién, Messi no ha conectado como conectó con Valverde, un técnico cuidadoso en las formas con los cracks y poco dado a dar la tabarra. Y menos su segundo, Aspiazu. Quique tiene un punto más osado, incluso para discrepar públicamente de sus cracks o para dejar a Suárez en el banquillo el día después de decir que la Liga estaba perdida. De la osadía de Sarabia ya no hablemos, aunque él cree que para eso le pagan, para tocar las narices si algo no funciona.

Pero analizando el discurso de Messi tras lo de Osasuna, sus palabras deberían haber dolido mucho en el vestuario, en la plantilla. Tildó al equipo de “muy irregular y muy débil”, dijo que le habían superado muchos rivales por “intensidad y ganas” y que “había dejado mucho que desear en muchos partidos”. Y que la afición estaba caliente porque ya venía de Roma y Liverpool y nosotros no le damos nada”. Ya lo avisó Leo en Anfield antes del 4-0: “Señores, que no pase lo de Roma que fue culpa nuestra”. Y volvió a pasar. Y estaba Valverde , no Setién. Aunque tarde, bienvenida autocrítica

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