El fútbol sin balón

l 2020 es uno de esos años que no se recordará por nada bueno. Un maldito virus, un montón de muertos y el descubrimiento que la sanidad estaba desprotegida y con un presupuesto miserable. El fútbol se quedó sin público, y ahora se ha quedado sin Balón, el de Oro, ese que durante muchos años ha concedido la revista France Football. Podrá parecer una decisión baladí ante lo que nos está cayendo, pero para mí, permítanme los lectores, considerarla como una resolución coherente con la que está cayendo. Solo existen razones poderosas para premiar a los que arriesgan sus vidas por salvar otras vidas, pero no para los que han metido más goles, han parado más penaltis o han sido mejores por un dribbling o un título. Este es un año en el que las medallas, las copas, los títulos serán para un colectivo diferente, un grupo de personas que nunca ha jugado con una pelota o lo ha hecho pocas veces, pero que ha estado ahí, cobrando una miseria que si la comparamos con lo que cobran sus ídolos futboleros deberíamos sentir vergüenza. Los máximos dirigentes del fútbol tendrían que haber paralizado todos los campeonatos. Lo hicieron algunos países, pero no todos. Es verdad que muchos clubs perdieron unos ingresos importantes, pero las ligas no han sido fieles al mundo que realmente sostiene la pasión por este deporte. He visto pocas dedicaciones a los muertos por la pandemia en los clubs que han conquistado el título. Y esta Liga, la verdad, pasará a la historia como la Liga del virus más mortal que hemos vivido. La Liga en la que apartaron a la afición y nos quitaron el balón

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