Mundo Deportivo (At. Madrid)

El viaje de vuelta más amargo

N Tras el partido, los jugadores recibieron abucheos de aficionado­s en Lisboa y ayer abandonaro­n el hotel con caras largas tras una mala noche

- Roger Torelló Lisboa

No fue ni una noche ni un viaje más. El regreso de los jugadores del Barça desde Lisboa, como su partido ante el Bayern, les quedará marcado en la memoria de por vida. A los veteranos, objetivo de todas las críticas, y a los canteranos, que, sin ser partícipes, vivieron su primera gran decepción con el primer equipo siendo testigos directos de la humillació­n.

Las voces de ánimo y aclamación del jueves, cuando el Barça aterrizó en Lisboa y llegó a su hotel de concentrac­ión, se tornaron apenas 24 horas después en abucheos y recriminac­iones. La dolorosa humillació­n sufrida con el 8-2 incitó a que los pocos culés que había en Lisboa se concentrar­an de inmediato en el hotel Sheraton tras el partido. Los pitos no fueron solo para los jugadores, también para el presidente Bartomeu, al que le pedían su dimisión inmediata. Fue solo un aperitivo.

Sin apenas haber conciliado el sueño, once horas después, la expedición azulgrana abandonaba el Sheraton Lisboa con caras muy largas. El disgusto por el meneo del Bayern la noche anterior se reflejaba en las caras, no solo de los jugadores sino también de Bartomeu y sus directivos.

Abidal no regresó con ellos

La misma expedición azulgrana que voló el jueves a Lisboa regresó ayer a Barcelona, con una única ausencia. Se trata del secretario técnico azulgrana, Eric Abidal, que al haber estado en contacto con Umtiti el pasado martes, en una reunión que mantuvo con él, y al conocerse el positivo por coronaviru­s de éste, el secretario técnico azulgrana siguió a rajatabla el protocolo establecid­o y se quedó

Bartomeu abandonó muy tocado el hotel de Lisboa, igual Messi y el resto de jugadores. Los aficionado­s les recriminar­on la humillació­n sufrida ante el Bayern y pidieron la dimisión del presidente a su llegada aislado en su habitación y ni siquiera acudió al estadio Da Luz para ver la humillació­n ante el Bayern. Ayer, pese a las presiones para que viajara con el equipo, Abidal, por precaución, dado que podía estar incubando el virus pese a haber dado negativo en el PCR del jueves, decidió no regresar con la expedición a Barcelona y optó por hacerlo en coche, con más de 1.200 kilómetros por delante, que son los que separan la capital portuguesa de la Ciudad Condal.

A diferencia de la noche anterior, los aficionado­s que despidiero­n ayer al equipo, que en su mayoría no eran del Barça, solo perseguían un autógrafo de Messi.

Diferente fue lo que se encontraro­n los jugadores al llegar a la Ciutat Esportiva, donde tenían sus coches. Aunque no fueron muchos, algunos seguidores les insultaron y, con varias pancartas, reclamaron la dimisión de Bartomeu y recriminar­on a los jugadores el ridículo ofrecido ante el Bayern

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