Todos culpable
n Presidente y directiva, el equipo, los entrenadores y la secretaría técnica son los responsables de la grave situación
La junta directiva, con el presidente, Josep Maria Bartomeu, al frente, es la máxima culpable de la situación del Barça. Es así porque es la que toma las decisiones y elige a los profesionales que ficha, que mantiene en el cargo y que despide o no, así como marca la línea deportiva y de gestión del club. Eso va por delante, como con todas las juntas que asumen el gobierno del FC Barcelona. Eso sí, en la debacle de Lisboa no puede haber ningún estamento del club que quede impune. La secretaría técnica, con Eric Abidal al frente, es la que diseña y confecciona la plantilla y se hace cargo de las decisiones que se tomen. Entre ellas, las de fichar o despedir entrenadores. En este sentido, ahora Setién y antes Valverde (en menor medida porque fue despedido en enero con el equipo líder en la Liga y vivo en Champions y Copa) también tienen su parte de culpa. Y, evidentemente, los jugadores, en especial los pesos pesado de un equipo que se ha hecho viejo pero no ha querido verse las arrugas en el espejo ni apearse del once titular pese a que las debacles también ante Liverpool y Roma, el estado físico del equipo no da para competir ya en la elite europea. Si se juega como se entrena, la intensidad de los entrenamientos no es la adecuada. Algunos jugadores han tolerado mal a técnicos intervencionistas como Guardiola, Luis Enrique y, el último, Setién cuando se ha atrevido a salirse del guión. Pep se fue por miedo “a hacerse daño” con sus jugadores, y un gladiador como Lucho duró tres años en esa caseta, y eso que tras un gran lío con Messi normalizó sus relaciones con Leo y resto de cracks.
Los ‘pesos pesados’ han pedido fichajes como es el caso de Neymar o antes con Coutinho. Y si lo hacen en público ante la prensa, en privado también lo hacen y con fuerza. Todo el mundo sabe que Messi debe comer aparte, pero algunos se han aprovechado de su fuerza en el club para apretar a la directiva. Y las europeas se sucedían. Un grupo de veteranos sabedor de su poder ante una directiva más pactista que expeditiva y que se han aprovechado de su caché hasta que el enésimo revolcón europeo, el más escandaloso y sangrante, les ha dejado a la intemperie definitivamente. Fueron reyes, cierto, pero ahora van desnudos y todo el mundo ya lo ve. Hasta ellos juzgados a cuenta de una prima de renovación que quería cobrar pese a irse poco después de renovar. Y a fuerza de no poner líneas rojas y conceder áreas de poder, la que ha ido perdiendo mando es la junta.
Además, Bartomeu se ha quedado sin escudos por el camino y no los ha repuesto. Se fue el mánager Pep Segura y no llegó nadie en su lugar. Se fue el vicepresidente deportivo Jordi Mestre y también asumió Bartomeu sus funciones. Más trabajo, más responsabilidad y más opciones de recibir balazos. O no supo o no quiso buscar esos colaboradores. Además, perdió por el camino hasta a seis directivos en la crisis de las redes sociales, un asunto en que el club, cuanto menos, vigiló poco qué se hacía con dinero de la entidad porque hubo trabajos encargados que no se llevaron a cabo
HHmalas caras y los encontronazos con los entrenadores han existido si ha habido suplencias inesperadas. Y lo peor es que a medida que el equipo se hacía mayor y se sentía más seguro de sí mismo, más bajaba el rendimiento.
Este año se han quedado en blanco a nivel de títulos y se han comido un 2-8 que se suma al 4-0 de Liverpool, al 3-0 de Roma, al 3-0 ante la Juventus en Turín y al 4-0 ante el PSG. Y cuando vienes de eso, antes incluso de lo del Bayern, no se debe exigir tanto. Algunas actitudes cuando se pidió una rebaja pactada de sueldo por la pandemia del coronavirus causaron estupor en el club al venir de jugadores muy bien pagados. Ahora se quiere hacer una revolución y algunos pueden pagar los platos rotos. Y es cierto que si se han excedido es porque les han dejado hacer, pero cada uno sabe bien lo que hace por mucho que le dejen
H