AUTOCRÍTICA
Kuric, operado para reparar la reconstrucción craneal
n El revés en la final de la Lliga supone un primer aviso para un Barça al que urge mejorar
n Los jugadores admiten la necesidad de corregir errores con vistas a la inminente Supercopa
Nadie dijo que fuera a ser fácil pero bien pocos podían prever que la Lliga Catalana pudiera escaparse. La derrota del Barça en la final de la primera competición de la temporada, el pasado domingo en el Palau ante el MoraBanc Andorra (84-85), coloca a los azulgrana en la vía de la autocrítica por primera vez en la nueva etapa con Sarunas Jasikevicius al mando.
El momento de la campaña, con apenas tres semanas de trabajo y mucha asimilación de conceptos, relativiza algo el golpe pero la inminencia del segundo título, la Supercopa Endesa de este fin de semana en Tenerife, obliga a corregir rápidamente los errores.
El primero en señalar los problemas vistos en la final contra el MoraBanc fue Sarunas Jasikevicius que citó la falta de juego colectivo como principal pecado. “Sufrir está bien a estas alturas pero hemos de entender que ninguna estrella por muy buena que sea, y tenemos muchas, no va a ganar el partido solo. No tuvimos disciplina y no jugamos juntos. Pagamos el precio”, dijo el técnico lituano.
Ciertamente, el rendimiento de Mirotic sobresalió en cifras (28 puntos y 10 de 13 en tiros) pero también por ser la aportación ofensiva más constante. Le siguió un buen Abrines (15) pero eso no bastó, quizá también porque seis triples anotados quizá resultan escasos en el basket de hoy en día para pensar en ganar o porque la defensa concedió.
“No podemos estar seis puntos arriba y cometer errores de ‘rookies’, de no cerrar el rebote o perder pelotas estúpidas. Se ha demostrado que si das el brazo a torcer te pueden ganar”, admitía Abrines al final, también en un tono autocrítico. “Era un partido para ganarlo”.
El Barça echó en falta más aportación de algunos pilares como Claver, Heurtel o incluso de un Brandon Davies que se entonó en la segunda parte pero al que está costando entrar en ritmo en esta pretemporada.
Kyle Kuric, que lleva de baja desde el 22 de agosto por culpa de un golpe en la cabeza, fue operado ayer en la clínica Teknon de Barcelona, donde los doctores le sustituyeron un implante craneal que se le rompió ese día durante el último entrenamiento del Barça antes de partir hacia la concentración de pretemporada de Andorra. El escolta estadounidense lleva una placa en la cabeza desde que en noviembre de 2015 tuvo que someterse a reconstrucción craneal después de que los doctores le extirparan un tumor en la cabeza que hizo temer por su vida y por su carrera. Esa placa, que se rompió el pasado 22 de agosto, ha sido replicada estos últimos días en Estados Unidos y ayer le fue reimplantada al jugador.
A pesar de lo impactante que pueda parecer esta nueva intervención, en principio se trataba de un procedimiento no excesivamente complicado y que no supondrá una larga recuperación para el escolta de Evansville. Si todo marcha como está previsto, Kuric estará de baja unas dos semanas para después ya empezar a entrenar con el grupo. La previsión es que pueda volver a jugar a finales de mes o principios de octubre.
Al cierre de esta edición el club no había proporcionado más información sobre su estado.
El susto, sin embargo, no se lo quita nadie al Barça y sus jugadores, todos ellos conocedores de la odisea personal que tuvo que vivir Kuric hace poco menos de cinco años. Entonces unas fuertes migrañas hicieron que el americano se perdiera un partido de Liga Endesa y que tuviera que acudir a una revisión mientras su equipo, el Gran Canaria, hacía una escala en Barcelona en su desplazamiento hacia Berlín. Kuric ya no abandonaría la Ciudad Condal, donde se le descubrió un tumor cerebral que le fue extirpado en la misma clínica. Hasta tres operaciones fueron necesarias antes de que Kuric recuperara la normalidad y cinco meses para que pudiera disputar un partido de baloncesto.
Cuando el resto de jugadores del Barça vieron el pasado 22 de agosto a Kuric tendido en el suelo y con algo se sangre brotando de un golpe en la frente, justo donde tenía la cicatriz que le quedó como herencia de aquella amarga experiencia, la alarma se disparó entre todos. Por suerte, por lo que parece, todo va a quedar finalmente en un susto José Ignacio Huguet
H“Son muchas cosas que tenemos que mejorar. Este equipo no está en el nivel competitivo que deberíamos estar, ni tácticamente ni de cabeza”, señalaba Adam Hanga, que finalizó con 7 puntos. “Necesitamos tiempo pero somos profesionales y no nos gusta perder, por eso estamos un poco decepcionados. Lo importante será cómo reacciona el equipo”, indicó.
Esa reacción no puede dilatarse ya que el segundo título se dilucida este fin de semana en Tenerife, en la Supercopa Endesa, con una fórmula similar. El rival en semifinales es el TD Systems Baskonia, apenas dos meses y medio después de la fatídica final de Liga perdida.
“Queda una semana y vamos a jugar contra un rival contra el que perdimos una final –avisaba Hanga–. Creo que esto para el equipo tiene que provocar un poco de orgullopara salir y competir”. “Hemos de mirar vídeo para ver lo que hemos hecho mal y no cometer los mismos errores”, recalcaba Abrines.
En principio no están previstos más ensayos de aquí al sábado 12, cuando se dispute esta semifinal. El ganador de la misma luchará por el título en la final del domingo ante el vencedor del Iberostar-Madrid
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