El futuro de Messi y Ansu
El Barça mantiene por escrito a Leo su propuesta para renovar y Fati recibirá, si no ha recibido ya, una carta del club comunicándole que es oficialmente jugador del primer equipo. Nueva cláusula: 400 millones
Salvando todas las distancias, que las hay y son muchas, el partido del domingo de Ansu Fati contra Ucrania fue lo más parecido a la exhibición de Messi contra la Juventus en el Gamper 2005. Ese día, con Leo a punto de irse cedido al Espanyol, el Barça y el fútbol descubrieron un nuevo mundo.
Aquel 24 de agosto cambió la historia del Barça, probablemente la del Espanyol, la de Fabio Capello que se lo quería llevar a la Juventus y también la de quien iba a convertirse en el mejor futbolista del mundo. Leo entonces tenía 18 años y Ansu, a quien después de deslumbrar de rojo le queda lo más difícil (seguir brillando de blaugrana ) llevaba chupete: dos y medio.
El domingo, con 17 y, sobre todo con Luis Enrique atreviéndose a ponerle de titular, Ansu se ganó la portada de todos los diarios y muy cerca de él estuvieron en el campo Eric García, íntimo amigo suyo, Dani Olmo y Thiago. Algo más lejos, por culpa del coronavirus, Adama Traoré. Los cuatro criados en La Masia y los cuatro jugando para otros clubes porque, en su momento, no se apostó por ellos, como futuro, y se optó por invertir en el agradecimiento a los jugadores de aquel presente ganador que ofuscó el futuro. Error. Error grave. Confirmación absoluta que se ha buscado, pagado y no encontrado fuera lo que había en casa. O lo que es peor. No hubo el valor que sí ha tenido Luis Enrique
para apostar inequívocamente por el talento con independencia de la edad.
Nos juran por lo más sagrado del mundo que esto no pasará con Ansu , por quien el Barcelona sigue insistiendo que rechazó hace unos meses una oferta de 150 millones que llegó, de la Premier (probablemente el United), a través de Jorge Mendes, su nuevo agente en perjuicio de Rodrigo Messi. Fati, de manera oficial, radical, es intransferible venga o no venga Depay, sigan o no Griezmann o Dembélé, y para confirmarlo recibirá inmediatamente, si no la ha recibido ya, una carta oficial del club anunciándole que ya es jugador del primer equipo y que entra en vigor, hasta 2023, el segundo tramo de su contrato. Mejora salarial y cambio de cláusula: de 170 (muy cerca de lo que se ha llegado a ofrecer por él) a 400 millones. Cifra, aparentemente, inasumible.
Esa seguridad oficial, en el mejor momento del chaval, coincide con los interrogantes que despierta la reincorporación de Messi en su peor momento en el Barcelona. Asunto que el club no quiere comentar y del que Bartomeu ,a parte de prohibir tajantemente a toda persona vinculada al club que hable mal de Leo, no piensa hacer referencia alguna. Algo, estratégicamente, lógico. Quien cree haber ganado el partido en nombre del Barça, jamás pide prórroga.
De hecho el presidente piensa que si hay un incidente que debiera olvidarse/borrarse de la historia del club sería este. Concretamente el burofax del 25 de agosto. Exactamente 15 años menos un día después del Gamper que lo cambió todo. El que abrió las puertas del cielo para que, de la mano de Messi, el Barcelona llegara a la gloria que le ha mantenido, y le mantiene porque aún lo es, como el mejor del mundo.
Por lo demás, Bartomeu, que no ha hablado en privado con Messi después del comunicado del argentino, sí lo ha hecho, lo sigue haciendo con su padre y mantiene la oferta de renovación hasta 2023. El mismo año, por cierto, en el que acaba el contrato de Ansu que, pese a la mejora, habrá que revisar más pronto que tarde.
El presidente, al respecto de
Leo, cuenta que el capitán es consciente de ello no sólo por las conversaciones que ha tenido con Jorge Messi, sino esencialmente porque él, personalmente, le escribió una carta para confirmarle que nada había cambiado y que cuando quisiera, podría pasar por el club para concretar una prórroga de dos años. Mientras tanto, no se duda del compromiso del argentino pese a la particularidad de una situación contractual que le obliga a seguir en el club contra su voluntad. Bartomeu y Koeman son de los convencidos de que, por más que aún parezca que la herida sangra, y mucho, Leo sabrá cicatrizarla en cuanto vuelva a tocar balón, en cuantovuelvaacompetir.Ojalá
H