El Madrid vuelve sin juego ni gol
El mismo coche con los mismos rasguños, pero las puertas del mercado siguen abiertas y la salida también. El mismo Real Madrid que se llevó la Liga por incomparecencia del Barça y un cálido empujoncito arbitral en el tirón de la pandemia, abrió el curso con un empate decepcionante. Ni goles, ni producción de ocasiones. Circulación, con poca intención. Los blancos no han dado un paso al frente tras caer ante el City y evidenciaron que no traen nuevas ideas tras el interín. La sensación es que las preferencias de Florentino se centran en terminar las obras del Bernabéu y hacer caja con todos los jugadores posibles para traer a Mbappé en 2021. Mientras tanto, a Zidane no le ha llegado un goleador de referencia que sustituya a Jovic (60 millones del ala) y Mariano, ambos en venta. La insulsa posesión en el primer tiempo del 80% no produjo ocasiones claras, salvó la que propició el portero Remiro en un pase al contrario que falló Benzema. No tuvo el Madrid capacidad de sorpresa con un juego estático, salvo en algunos desbordes de Vinicius. No jugó Hazard, lo que ya empieza a ser tan normal como inquietante, y Zidane le dio la batuta a Odegaard en el escenario donde triunfó, compartiendo línea con Modric y Kroos. Su fogosa salida no tuvo continuidad. Courtois salvó al Real en un mano a mano con Isak tras un pase perfecto de Oyarzábal, en una de las pocas acciones de peligro del donostiarra.
EL PLAN DE ZIDANE FRACASÓ MIENTRAS languidecía el equipo tras el descanso, hasta que a falta de veinte minutos el francés quiso tumbar al rival con el físico de Casemiro y Valverde. Tampoco hubo manera y fue David Silva, el fichaje estelar de la temporada con el que respondió la Real a la ‘sustracción’ de Odegaard, el que pudo anotar desde fuera del área. La Liga, el torneo que obliga al trabajo diario que a menudo ha subestimado el Madrid en tiempos de vacas gordas, se convierte desde la primera jornada en el salvavidas de la temporada. El fútbol ensimismado del Madrid no es homologable en septiembe para Europa. ZZ atribuyó el tropezón a una circunstancia puntual
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