Injusticia para Messi
Dicen que Messi anda por el campo, pero la verdad es que los rivales sólo le paran con el cazurro sistema ideado por Eduardo Inda. “Por lo civil o por lo criminal”. Si caminase, sería más fácil de frenar. En la Supercopa descubrimos que también se le intenta parar con el sistema de Villalibre, blocándole el paso reiteradamente. Cuando Messi se lo quitó de encima en el último minuto de la prórroga, el argentino no andaba, corría como un coyote para intentar llegar al remate del enésimo centro atrás de Alba. Pero Villalibre le prohibió el paso y Leo ya no podía más de los placajes de los rivales durante toda la final. Parecía una consigna de Marcelino García Toral .A De Jong ,a Pedri ya Messi no se les zancadilleaba sino que se iba a sujetarles por el cuerpo. Se agradece que los defensas vascos no fueran a dañar, pero sí clonaron esa nueva modalidad de falta táctica hasta la saciedad. Y ahí estuvo Gil Manzano de cómplice necesario durante toda la noche. No hace falta ser Toni Freixa, ni estar en campaña electoral, para descubrir la sibilina fórmula del árbitro de señalar esas faltas pero guardarse las tarjetas amarillas en el bolsillo. Las continuas miradas de Messi al colegiado lo decían todo. Pero a Gil Manzano –menudo él- ya no le intimida ni el mal de ojo del mejor futbolista de la historia y ahí siguió, obstinado, con su criterio de listón alto para las faltas atléticas y listón bajo para la falta de Lenglet o las protestas de Alba.
Pero estábamos haciendo el seguimiento a Messi. ¿Cómo argumentará Velasco Carballo que Gil Manzano no mostrara la amarilla de libro para Capa (minuto 46) o Dani García (minuto 51) por sendas faltas sobre el capitán del Barça? No se trata de proteger a Messi . Se trata de pitar lo que ven y aplicar el reglamento. Como no lo hacen, como el resultado va en contra, como él ha hecho un esfuerzo para disputar la final a pesar de las molestias musculares, Messi termina por desquiciarse. Ya en la primera parte de la prórroga le sale el justiciero, dolido y asqueado, y dejó la mano suelta a Dani García, pero la sala VOR no quiso entrar. Luego, cuando se sacó a Villalibre de encima (por cierto, menuda fuerza tiene a Leo para cargarse a un chicarrón de 87 kilos y hacerle rodar por los suelos) la revisión ya era inevitable y su primera roja con el Barça estaba cantada. La injusticia a Messi no son los dos partidos de sanción. Tras la roja chivada por Hernández Hernández, ratificada por Gil Manzano y leyendo su redactado del acta, la juez única, Carmen Pérez, no podía hacer otra cosa. Dos partidos de sanción y a recuperarse bien durante esta semana en el rincón de pensar. La injusticia con Messi es no quitarle la amarilla que vio por sacarse la camiseta del Barça para homenajear a Maradona, tras la muerte del pelusa. En su día, el Comité de Competición sí respeto el bonito gesto de Sergio Ramos hacía Antonio Puerta o el de Cristiano Ronaldo por las inundaciones en Madeira. El agravio es la injusticia. Más motivos para Messi para abandonar este país. Eso es lo que quieren y desean, desde hace años, el 100% de los madridistas. Para esto no hacen falta encuestas
H1. ¿Se imaginan que el Barça gana una final y Sergi Roberto saca una trompeta para la celebración en el césped? Nos dirían, como mínimo, que es una falta de respeto. De provocación para arriba.
2. Por cierto, cómo nos tenemos que ver que el día que regrese Sergi Roberto al lateral sí que lo vamos a recibir con trompetería de celebración. Dijeron dos meses de baja. Se cumplen mañana.
3. La paradoja Rousaud. Salió de la directiva del Barça denunciando que alguien había puesto la mano en la caja por el tema de las redes sociales y se retiró de la carrera electoral acosado por las redes sociales de haber puesto la mano en firmas que no eran suyas. Él lo negó públicamente, pero el mal ya está hecho.
4. Sí, la traición de Heurtel iba a consumarse. Una vez desvinculado del Barça, ya se ha comprometido para la próxima campaña con el Madrid.