Mundo Deportivo (At. Madrid)

No toca resignarse aún, hay que luchar

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Hay días que me gustaría no haber tenido razón y el del Barça-PSG fue uno de ellos. En el artículo de la semana pasada dije que el 0-0 en el Camp Nou, por mucho que jugáramos en casa, no me parecía un mal resultado porque el único objetivo era llegar a París muy vivo en la eliminator­ia. Lamentable­mente, y visto lo visto, los culés seguro que hoy estaríamos más contentos si se hubiera acabado el partido de ida de la Champions con ese marcador sin goles, cosa que a priori, eso está claro, cuesta aceptar como algo bueno, y más siendo del Barça. Ya se sabe que, por historia, por tradición y por gusto futbolísti­co, en este club nos obligamos a jugar siempre como el mejor, marcando el ritmo, mandando. Pero, como suelo decir en catalán, ‘la por va a mitges’ (‘el miedo es a medias’), de manera que aunque tú te envalenton­es con la idea de tumbar al rival, hay que saber también cuando el rival te puede tumbar a ti. El PSG nos lo enseñó. ¡Vaya si nos lo enseñó!

En mis tiempos de futbolista faena había para saber cómo jugaban los equipos rivales. Los espías y ojeadores venían con libretas y flechitas escritas por aquí o por allá de fulano o mengano, pero desde luego era más una cuestión de imaginació­n intuir cómo se movían los equipos y las figuras del contrario que otra cosa. Hoy, con ‘veintipico’ analistas, vídeos por zonas, estadístic­as y ordenadore­s de todo tipo, llama la atención que el PSG pillara in fraganti al Barça tantas veces. Es como lo de hacer una falta lateral en el último minuto de la Supercopa ante el Athletic, cuando ahí tú sabes de antemano que tienes un déficit claro y ellos tienen su mejor virtud. El Barça debe estar más atento a este tipo de detalles, sobre todo en esta época en que no anda sobrado con los marcadores.

El partido que hizo el Cádiz en Barcelona, por ejemplo, fue el claro resultado de un plan preconcebi­do por su entrenador, Álvaro Cervera. Creo que lo dijo incluso en la previa: “No nos importa la posesión de pelota”, o algo parecido. Con llegar con opción de puntuar a los 10 últimos minutos ya firmaban y, a partir de entonces, iban a jugárselo todo a una carta. Y les salió redondo.

Así que entre el PSG y el Cádiz el barcelonis­mo vive disgustado. Pero ahora, cuando todo el mundo tiende al derrotismo, es cuando hay que esforzarse más en ser optimista o por los menos, inconformi­sta: para hacer algo hay que creérselo, imaginárse­lo antes, irse a dormir todas las noches previas repitiendo cada jugador ”podemos hacerlo”...

En fútbol he visto de todo. Lo comprobamo­s precisamen­te ante el PSG hace unos años, cuando con el 6-1 hablamos con Dios. El otro día mismo, ¿quién puede jurar que el partido habría sido el mismo si Dembélé hace el 2-0 o nos pitan aquel penalti? ¿Y en LaLiga? hay que ganar al Elche y luego ya veremos. Queda aún por jugarse bastante y no hay tanta distancia. En la Copa ya le remontamos no hace tanto un 2-0 al Sevilla. ¿No se puede repetir? No lo quememos todo todavía...

H

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FOTO: P. PUNTÍ Mazazo ante el Cádiz

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