El donostiarra (27 años) hizo historia al convertirse en campeón del mundo de snowboardcross en Idre FJäll (Suecia), cumpliendo de nuevo la promesa que le hizo a su hermano
Cuando un deportista alcanza la gloria sólo acostumbra a trascender el estado de felicidad y alegría que conllevan el éxito, tal como sucedió con Lucas Eguibar el 11 de febrero después de que se proclamara campeón del mundo de snowboardcross en la estación sueca de Idre Fjäll, una gesta histórica que se suma a su destacado palmarés y al de los deportes de nieve en España, ya que ‘Luki’ se convertía en el tercer deportista español en lograr una medalla de oro de invierno tras las del patinador artístico Javier Fernández (2015 y 2016). Pero detrás de este incuestionable éxito deportivo se esconden muchas horas de trabajo en silencio, de mucho sacrificio, de mucho dolor y muchos interrogantes sin respuesta, en un deporte tan incierto como el snowboardcross, en el que abrazar la gloria es una labor muy complicada por la propia idiosincrasia del SBX.
Prueba de esta dificultad hay que buscarla en lo espaciados que están sus éxitos deportivos. Después de proclamarse campeón de Europa en 2012, este donostiarra universal ganó la Copa del Mundo de SBX en 2014-2015, la cual premia al rider más regular a lo largo de toda una temporada, pero no fue hasta el 2017 en el
Este jueves, Lucas Eguibar será recibido en la sede del Consejo Superior de Deportes por Irene Lozano
que volvió a ocupar los informativos, cuando en el Mundial de 2017 en Sierra Nevada abrazó una doble medalla de plata, la individual y la de equipos junto a Regino Hernández. Llegaba como uno de los favoritos a los Juegos Olímpicos de PyeongChang 2018, en los que fue abanderado, pero la suerte le fue esquiva. Y