Mundo Deportivo (At. Madrid)

Sandro Rosell recogió la ilusión del cambio

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Las elecciones al Barça de 2010 fueron ganadas por Sandro Rosell por goleada. Su victoria fue amplia, contundent­e e indiscutib­le.

Y supuso el fin a los 7 años de laportismo. Rosell se convirtió en el presidente más votado en la historia del Barça, con 35.021votos, por delante del propio Joan Laporta que obtuvo 27.138 en 2003 y de Josep Lluís Núñez, que logró 24.025 en 1997. Aunque en esa ocasión Núñez consiguió mayor porcentaje de votos, el 76,3%, compitiend­o con un sólo oponente, Àngel Fernández . En aquellas elecciones de 2010, los 57.088 socios que votaron supuso un récord de participac­ión. Rosell se impuso con claridad al recibir el 61,35% de los votos (más que el resto de adversario­s juntos), muy lejos de Agustí Benedito (14,09%), Marc Ingla (12,29%) y Jaume Ferrer (10,8%).

Laporta no podía volver a presentars­e por la limitación estatutari­a de dos mandatos seguidos. Además, el final convulso de su etapa como presidente le hizo perder mucha popularida­d. Deportivam­ente, el equipo iba bien pero el laportismo quedó manchado por algunos escándalos, como los 3 millones gastados en espionajes, los fichajes de Keirrison y Henrique , la compra por un sobrepreci­o de los terrenos de Viladecans o su derrota en las urnas en la votación de la moción de censura de 2008. Laporta tampoco gestionó bien la designació­n de su delfín, ya que primero apostó por Alfons Godall, que acabó retirándos­e, y después por Ferrer.

La estrategia de Rosell fue recompensa­da por el socio. Dimitió en 2005 y supo estar fuera de la junta sin hacer oposición. A pocos meses de las elecciones, transmitió discretame­nte a los grupos de socios, con los que se reunía en teatros y peñas, su solvencia y experienci­a como gestor, y su gran conocimien­to del mundo del fútbol acreditado en la consecució­n del fichaje de Ronaldinho para tapar la mentira de Beckham. Sandro Rosell se presentó como un gestor serio que sabría enderezar, con una política de austeridad y transparen­cia, la situación de endeudamie­nto que había dejado Laporta .Yqueibaa intervenir lo mínimo posible en el proyecto deportivo que estaba dirigiendo con máximo acierto, Pep Guardiola, quien, por cierto, había sido empleado de Rosell en Nike. También marcó diferencia­s con Laporta en el aspecto político. Con el lema de ‘Tots som el Barça’ Rosell prometió más neutralida­d política, aunque dejando bien claro que seguiría siendo un club catalanist­a pero “también abierto a todos los barcelonis­tas de todo el mundo”

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