Mundo Deportivo (At. Madrid)

“Volveré a tener un swing”

- Raúl Andreu Lluís Carles Pérez

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Ben Hogan ganó en 1950 el US Open 16 meses después de un gravísimo accidente de coche que casi lo deja “paralítico”

Si hay una historia de superación en el mundo del deporte en la que puede verse reflejado Tiger Woods el día después de salvar de milagro su vida tras un grave accidente de coche en el sur de California, esta es sin duda la que protagoniz­ó el legendario Ben Hogan (1912-1997) en 1950. El tejano, uno de los cinco únicos golfistas de la historia que han reunido los cuatro ‘grandes’ (tiene 9 en total): 2 Masters, 4 Open USA, 1 British y 2 PGA, conquistó su segundo US Open en 1950, en Merion, 16 meses después de sufrir un terrible accidente de tráfico (febrero de 1949) del que los médicos dijeron que nunca se recuperarí­a. Es más, llegaron a declararlo “paralítico”.

Entre agosto de 1945 y febrero de 1949, Hogan ganó 37 veces en el PGA Tour. Pero tras el suceso de en 1949 no volvió a ser capaz de competir a tiempo completo en el circuito debido a problemas circulator­ios en las piernas. De hecho, a partir de 1950, Hogan no jugó más de siete eventos al año en el PGA Tour. Había ganado 30 torneos antes de su primer ‘grande’, el PGA de 1946, que se jugaba match play. Hasta Tiger, Hogan fue el único golfista profesiona­l en levantar tres Grand Slams en el mismo año natural: 1953 (Masters, US Open y Open Británico; el PGA no lo pudo jugar porque entonces se solapaba con el British). Hogan conquistó entre 1946 y 1953 nueve de los 16 ‘majors’ que disputó.

La mañana del 2 de febrero de 1949 al extraordin­ario y huraño Hogan le cambió sin embargo la vida. Ben y su mujer, Valerie, iniciaron un viaje de casi 800 kms para llegar al lugar donde Ben competía esa semana. Hogan aminoró la velocidad debido a la niebla y la humedad que había en el ambiente y que convirtió la carretera en una pista de patinaje. Entre la bruma, de repente, apareció un autocar por el mismo carril por el que él circulaba. Apenas tuvo tiempo para reaccionar. Con un movimiento instintivo se lanzó a la derecha para cubrir el cuerpo de su mujer. Esa acción segurament­e evitó males mayores para Valerie y salvó la vida de Hogan porque la barra de la dirección se clavó como una lanza con enorme violencia en el asiento del conductor. Podía sentirse un afortunado pese a las lesiones que sufrió y que los doctores le iban diciendo en el hospital de El Paso (Texas) donde estuvo dos meses.

“Ben, lo siento. Va a ser muy difícil que vuelva a caminar como hasta ahora y mucho menos que pueda jugar torneos de golf”. Postrado en la habitación del hospital, Hogan recibió la noticia aturdido porque llevaba unos días inconscien­te a causa de los sedantes. Se sintió más tranquilo al ver a su esposa. Y a su mano se aferró mientras escuchaba el parte médico: doble fractura de pelvis, una clavícula rota, fractura del tobillo izquierdo, dos costillas astilladas, múltiples coágulos y otras complicaci­ones hematológi­cas que acabarían forzando a ligar la vena cava. El médico le explicó que volvería a caminar y a llevar una vida relativame­nte normal, pero que las lesiones le impedirían pasar excesivo tiempo de pie y que sentiría el cansancio con mayor rapidez.

El día que abandonó el hospital habló con los periodista­s que le esperaban en la puerta. “Uno trabaja para ser perfecto toda la vida y de repente sucede algo así. Mi sistema nervioso ha sido golpeado y no veo cómo puedo reajustarl­o para gozar de un golf competitiv­o, pero les aseguro una cosa: volveré a tener un swing”. Su mujer, que lo conocía bien, apostilló: “será el mismo de nuevo”. Hogan no se arrugó y duplicó sus ejercicios de rehabilita­ción. Era evidente que las lesiones le habían dejado tocado y que no podría volver a llevar la misma vida. Se cansaba con facilidad, sufría constantes dolores y las piernas se le adormilaba­n con frecuencia. Pero

Los médicos le dijeron que no se recuperarí­a pero Ben dio toda una lección de superación

los progresos fueron evidentes en los meses siguientes al accidente y a finales del verano de 1949 ya podía caminar con relativa facilidad.

En junio de 1950 dio un paso adelante al inscribirs­e en el Open USA, en Merion (Pensilvani­a). El formato de torneo obligaba a que las dos últimas vueltas se disputasen en sábado. Nadie esperaba que Hogan fuese capaz de resistir ese esfuerzo. Sin sentir las piernas, agotado, con la presión adicional del momento, logró meterse en el play off del día siguiente. Y ese domingo Ben Hogan fue una fuerza de la naturaleza. 18 hoyos más. Solo hubo un hombre. Sus rivales resistiero­n al principio y claudicaro­n al final. Dieciséis meses después de estar a punto de morir, de ser desahuciad­o para el golf, Hogan ganó el US Open (luego cayeron 5 ‘grandes’ más) y reescribió la historia: ‘El milagro de Merion’

HAsegurada hace semanas la primera plaza del grupo B, el Barça igualó ayer el récord absoluto de puntos de la liguilla de Champions (26) tras ganar en Celje (2932) con muchos jugadores de peso

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FOTO: GETTY Ben Hogan, aquí en los años 50, es uno de los cinco golfistas de la historia en reunir los 4 ‘grandes’
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